Pacientes de cáncer de mama comparten experiencia en un foro en Milán

Conchi Biurrun como representante de la Federación Española de Cáncer (FECMA),  tuvo la oportunidad de participar  en un foro de pacientes con cáncer de mama organizado por Roche en Milán.

El Dr. Daniele Generali habló sobre las últimas innovaciones en los tratamientos del cáncer de mama. Impresiona escuchar que esta enfermedad produce 1,5 millones de nuevos casos anuales en el mundo y que fallecen 470.000 mujeres en el mismo periodo.

Medicina más personalizada

Avanzamos hacia una medicina más personalizada, porque cada cáncer tiene características distintas y responde de forma diferente a determinados tratamientos. El análisis biológico del tumor facilita la aplicación de un tratamiento destinado específicamente a combatir ese tipo concreto de cáncer. Con los resultados del test genómico del tumor se obtiene el perfil del mismo, lo que ayuda a diseñar un tratamiento más efectivo.

Entre otros beneficios, este enfoque genómico puede evitar la quimioterapia en algunos casos, lo que aporta muchos beneficios no sólo a nivel de la salud sino que puede evitar otros daños colaterales como la pérdida del trabajo, secuelas y significa un ahorro económico para el sistema público de salud. La calidad de vida es importante en los tratamientos oncológicos.

El Dr. Paul Declerck nos habló sobre medicinas biológicas y biosimilares. Las medicinas convencionales se hacen a través de síntesis químicas, es decir reacciones químicas que son relativamente fáciles de reproducir y controlar, y de las que se obtienen moléculas pequeñas. Las medicinas biológicas se hacen con seres vivos, células, que al final de la producción dan como resultado un medicamento formado por moléculas grandes que tienen unas propiedades específicas que lo hacen único.

Se trata de un nuevo concepto en medicina, ya que un cambio en cualquiera de las etapas del proceso podría alterar considerablemente la estructura final del producto.

Biosimilares

Posteriormente han aparecido los biosimilares. Son productos de medicina biológica que contienen una versión de la sustancia ya autorizada, pero hay que tener en cuenta que biosimilares quiere decir similares pero no idénticos. En cáncer de mama existe el trastuzumab por ejemplo, y hay más en fase de experimentación.

No hay datos suficientes para conocer los resultados si se cambia un tratamiento biológico por uno biosimilar; todavía no se sabe a ciencia cierta cuáles pueden ser los posibles efectos secundarios, debido a que llevan poco tiempo en el mercado y son necesarios más trayectoria y más contrastes para disponer de evidencias científicas.

A diferencia de los medicamentos genéricos, que el paciente los identifica fácilmente ya que se llaman por su principio activo y el nombre del laboratorio, los biosimilares tienen diferentes nombres y el paciente no puede saber si se le ha cambiado a un biosimilar a no ser que el médico le informe previamente. El profesional debe informar al paciente si se produce ese cambio. Declerck concluyó diciendo que si hay efectos secundarios hay que informar sobre ellos y tanto las autoridades sanitarias como los laboratorios tienen la obligación de hacer un seguimiento.

La legislación española obligaba a prescribir por marca, los medicamentos biológicos no son sustituibles sin autorización del médico prescriptor y tanto medicamentos biológicos como biosimilares están sujetos a un seguimiento adicional.

Para Conchi Biurrun fue muy interesante la puesta en común que hicieron las 28 mujeres participantes de 16 países distintos sobre la problemática general que encuentra cada una en su lugar de origen y que son comunes en mayor o menor medida: desigualdad entre regiones del mismo país, directrices comunitarias que no se aplican, falta de información al paciente, necesidad de darle poder al paciente para que pueda tomar sus propias decisiones, mayor atención psicosocial a pacientes metastásicas, recortes en sanidad pública debido a la crisis económica…

Como conclusión los dos días en Milán sirvieron no sólo para ponerse al día en cuanto a los tratamientos en cáncer de mama, sino también para compartir entre ellas y darse cuenta que a pesar de que son “diferentes” en cuanto a países, cultura, idioma, etc, que todas, supervivientes o metastásicas, comparten la misma esperanza de que un día esta enfermedad sea curable para las generaciones futuras.

 

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La acupresión podría reducir la fatiga en el cáncer de mama

La fatiga, es uno de los efectos a largo plazo más comunes en el tratamiento del cáncer de mama. De hecho, hasta una tercera parte de las supervivientes de cáncer de mama siguen padeciendo una fatiga de grado moderado-severo incluso una década después de haber concluido sus terapias. Pero esta sensación de cansancio se puede tratar de forma eficaz, sencilla y barata. Y es que como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Michigan (EE.UU.), la técnica de la medicina tradicional china conocida como ‘acupresión’ ayuda, y mucho, a reducir la fatiga persistente en mujeres que han recibido tratamiento para el cáncer de mama.

Como indica Suzanna Zick, directora de esta investigación publicada en la revista «JAMA Oncology», «la fatiga es un síntoma subestimado en numerosas enfermedades crónicas, muy especialmente en el cáncer. Un síntoma que tiene un impacto significativo sobre la calidad de vida. Y en este contexto, la acupresión es fácil de aprender y los pacientes se la pueden practicar a sí mismo.

La acupresión, consiste en aplicar presión con los dedos o los codos en distintos puntos específicos del cuerpo. Además, esta acupresión no solo induce un efecto relajante. Y es que dependiendo de los puntos en los que se aplique la presión, también puede ser ‘estimulante’, por lo que en ocasiones se usa para ‘incrementar la energía’ del paciente.

El estudio fue llevado a cabo con la participación de 424 supervivientes de cáncer de mama que, de acuerdo a un criterio totalmente aleatorio, recibieron acupresión relajante, acupresión estimulante o cuidados convencionales –entre otros, técnicas para el abordaje del sueño–. Además, todas las participantes fueron formadas para llevar a cabo la acupresión, de forma que pudieran practicarla en sus domicilios una vez por día y a lo largo de seis semanas.

Concluido el estudio, los resultados mostraron que la acupresión, tanto relajante como estimulante, mejoró la sensación de fatiga de las participantes. Más concretamente, la acupresión redujo entre un 27% y un 34% el cansancio de las pacientes en un período de seis semanas. De hecho, hasta un 66% de las mujeres que se ‘autotrataron’ con acupresión relajante lograron unos niveles de fatiga normales gracias al tratamiento.

Es más; la acupresión, si bien únicamente la de tipo relajante, también se asoció con una mejora de la calidad del sueño y de la calidad de vida en general.

Como indican los autores, «los estudios previos han sugerido que la acupuntura podría ayudar a curar la fatiga. Sin embargo, la acupuntura no suele estar cubierta por los seguros y requiere que los pacientes acudan a un facultativo una o dos veces semanales durante un período mínimo de seis semanas. Por el contrario, la acupresión es fácil de aprender y puede realizarse en el propio domicilio».

A la luz de las evidencias, parece que la acupresión no solo resulta eficaz, sino también muy fácil de aprender. No en vano, el período de formación de las participantes no excedió de 15 minutos, tiempo suficiente para que aprendieran a localizar con precisión los puntos en los que aplicar la presión y la cantidad exacta de presión requerida en cada caso.

La acupresión, no conlleva efectos secundarios, tan solo algunas participantes aplicaron la presión con tal fuerza que acabaron provocándose hematomas. Además, un 12% de las participantes dejaron el estudio al considerar que la acupresión requería ‘demasiado trabajo’ –lo que no puede ser bueno para alguien que está tratando de paliar su fatiga.

Sea como fuere, concluye Suzanna Zick, «dado el breve entrenamiento requerido para aprender a realizar la acupresión, esta intervención podría constituir una opción de bajo coste para tratar la fatiga».

Tal es así que los autores no solo están planificando nuevos estudios para ver si esta acupresión también mejora la fatiga en otros tumores o en pacientes de cáncer de mama que aún reciben tratamiento activo, sino que también están desarrollando una aplicación para el móvil para enseñar a realizar la acupresión.

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Deterioro cognitivo en pacientes con cáncer de mama

“Estudio neuropsicológico y bioquímico del deterioro cognitivo en las pacientes con cáncer de mama tratadas con quimioterapia. La niebla química” de la especialista en psicooncología María José Delclaux Zulueta, jefa del Servicio de Medicina Complementaria del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

Este estudio, premiado con un accesit en la XXIII Edición del Premio de Psicología Rafael Burgaleta del Colegio de Psicólogos de Madrid, comparó dos grupos de trece mujeres cada uno con  cáncer de mama hormonodependiente que conlleva una menopausia inducida con fármacos para evitar que sean las propias hormonas femeninas las que alimenten el tumor.

La diferencia entre los dos grupos es que las mujeres del grupo experimental tenían un cáncer hormonodependiente infiltrante que se trató con quimioterapia y las del grupo control tenían un cáncer hormonodependiente tipo inductal que no requirió quimioterapia.

Las mujeres de esta investigación se sometieron a estudios neuropsicológicos mediante test y también a estudios bioquímicos para medir la presencia de radicales libres antes y después de la quimioterapia, explica la autora del trabajo.

Los resultados arrojaron que, tanto las mujeres tratadas con quimioterapia como las que no, presentaban “una disminución estadísticamente significativa” de la memoria a corto plazo tanto fruto de la menopausia provocada por fármacos, como de la quimioterapia, apunta la doctora Delclaux.

“He estudiado a hombres tratados con quimioterapia y también se observa una pérdida transitoria de memoria”, matiza.

Pero solo el grupo tratado con quimioterapia sufrió, también, una clara disminución del habla expresiva (entendida como la rapidez para encontrar la palabra adecuada al hablar) y la velocidad de procesamiento. Unos efectos transitorios.

“Las mujeres que no han recibido quimio, no solo no van a ver afectada el habla expresiva y la velocidad de procesamiento, sino que experimentan una importantísima mejora debido a que afrontan mejor la enfermedad al conocer que no será necesario un tratamiento con quimioterapia”

También podría asociarse el estrés del diagnóstico con el daño oxidativo al encontrar algún marcador (el denominado MDA) elevado en el momento del diagnóstico. Podría ser la razón por la que en los estudios bioquímicos aparecen niveles más altos de MDA en aquellas pacientes informadas de que serán tratadas con quimioterapia.

Tras el tratamiento, “no se puede establecer un vínculo directo entre la quimioterapia y el daño oxidativo, medido a través del marcador MDA. Éste se manifiesta en menor cantidad en plasma una vez finalizado el tratamiento. Probablemente necesitamos el análisis de un mayor número de marcadores para poder establecer una generalización mayor”, señala el estudio en sus conclusiones.

Otras habilidades cognitivas como la orientación espacial, la capacidad de razonamiento y la lógica no se ven afectadas en ninguno de los grupos estudiados, mientras que la capacidad psicomotriz mejora en todas las pacientes postratamiento, pero especialmente en las que no recibieron quimioterapia.

La niebla que causa la química en las pacientes con cáncer les hace sentir que no procesan bien, que su cabeza no funciona como antes.

“Cuando el oncólogo y el neurólogo derivan a estas pacientes a psicooncología porque no saben qué les pasa, nos envían a una paciente quejicosa. Pero a mí me cuentan cosas que a ellos no les cuentan: el sufrimiento que les causa ver que ahora no se enteran de las cosas, el ama de casa que después de veinte años de hacer paella todos los domingos, se encuentra con que no se acuerda del orden de los ingredientes o la persona que lee y no se entera”, comenta Delclaux.

“Explicarles que se trata de un síntoma cognitivo de la quimio, que afecta al cien por cien de los pacientes, les tranquiliza. Tuve una paciente, una física premio extraordinario de fin de carrera, a la que echaron de unos laboratorios farmacéuticos. Para ella supuso un alivio saber que sólo era un efecto secundario”.

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Bacterias beneficiosas podrían proteger contra el cáncer de mama

Una investigación publicada en la revista de la Sociedad Americana de Microbiología Applied and Environmental Microbiology demuestra que las pacientes con cáncer de mama tienen bacterias que potencian la enfermedad, mientras que en las mamas de mujeres sanas hay bacterias beneficiosas.
El hallazgo podría conducir en última instancia al uso de probióticos para proteger a las mujeres contra el cáncer de mama, afirman los autores del estudio, Gregor Reid y sus colaboradores del  Lawson Health Reserach Institute de Canadá.

En la investigación, se recogieron muestras de las mamas de 58 mujeres, 13 de ellas sometidas a mastectomías por tumores benignos y 45 por cancerosos; así como de 23 mujeres sanas que habían sido sometidas a reducciones o mejoras de mamas.

Utilizando las técnicas de secuenciación de ADN, los científicos identificaron a partir de las muestras tomadas las bacterias presentes en los tejidos, y además cultivaron estos últimos para confirmar que dichas bacterias estaban vivas.

Resultados obtenidos

Se comprobó así que los pechos de las mujeres con cáncer de mama tenían niveles elevados de dos bacterias: la Escherichia coli y Staphylococcus epidermidis.

Ya se sabía, por trabajos realizados con células humanas en cultivo (del tipo conocido como células Hela), que estas dos bacterias inducen roturas de cadena doble en el ADN (ambas cadenas de la doble hélice del ADN quedan rotas), un daño que, según los científicos “es el tipo de daño más perjudicial para el ADN”, pues puede provocar problemas en el genoma.

Además, cuando estas roturas se producen, se pone en marcha un mecanismo de reparación de la doble cadena que es altamente propenso a errores; y estos errores pueden conducir al desarrollo del cáncer.

Por el contrario, otras dos bacterias, el Lactobacillus y el Streptococcus, consideradas como promotoras de la salud, fueron más prevalentes en los senos sanos que en los cancerosos. Ya era conocido que estas bacterias tienen propiedades anticancerígenas. Por ejemplo, el  Streptococcus thermophilus produce antioxidantes que neutralizan las especies reactivas de oxígeno que pueden causar daños en el ADN, y en consecuencia, cáncer.

 La motivación para la presente investigación fue el conocimiento de que el cáncer de mama disminuye con la lactancia materna, explica Reid.

“Puesto que la leche humana contiene bacterias beneficiosas, nos preguntamos si estas podrían estar jugando un papel en la reducción del riesgo de cáncer. O si otros tipos de bacterias podrían influir en la formación del cáncer en la glándula mamaria, en mujeres que nunca habían dado de mamar. Para explorar estas cuestiones, en primer lugar necesitábamos mostrar qué bacterias estaban realmente presentes en el tejido mamario”.   

Pero la lactancia podría no ser necesaria para mejorar la flora bacteriana de los senos, señalan los investigadores. “Colegas de España han demostrado que los lactobacilos probióticos ingeridos por las mujeres pueden llegar a la glándula mamaria”, afirma Reid.

“Esto, combinado con nuestro trabajo, plantea la cuestión de si las mujeres, en especial aquellas con riesgo de cáncer de mama, deberían tomar lactobacilos probióticos para aumentar la proporción de bacterias beneficiosas en sus senos. Hasta la fecha, los investigadores no han siquiera considerado estas cuestiones, y de hecho algunos se han resistido a que exista alguna relación entre las bacterias y el cáncer de mama o la salud”, sigue diciendo el científico.

Además de luchar contra el cáncer directamente, tal vez sería posible aumentar la abundancia de bacterias beneficiosas con probióticos. Los antibióticos dirigidos a bacterias que impulsan el cáncer podrían ser otra opción para el control del cáncer de mama, señala Reid.

En cualquier caso, algo mantiene a las bacterias bajo control en los senos, igual que sucede en el resto del cuerpo. “¿Qué pasaría si ese ‘algo’ fueran otras bacterias, en colaboración con el sistema inmune del huésped? No hemos respondido  a esta pregunta, pero corresponde a los expertos en el campo el considerar esa posibilidad”, concluye el equipo canadiense.

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Se analizan receptores de estrógeno y progesterona para mejorar el tratamiento del cáncer de mama

Una de las primeras pistas que los patólogos buscan en el tejido de una paciente de cáncer de mama  recién diagnosticada es el receptor de estrógeno, una proteína nuclear que convierte los mensajes hormonales en el torrente sanguíneo en instrucciones para la célula sobre cómo comportarse. También buscan la presencia de receptores de progesterona, principalmente para confirmar que el receptor de estrógeno está activo.

En “science Advances”, investigadores actualizan radicalmente el significado del receptor de progesterona. En concreto, muestran que expuestas a estrógenos y progestinas, estas proteínas interactúan con diferentes conjuntos de sitios en los cromosomas de la célula de unión, con el receptor de progesterona alterando dramáticamente cómo los receptores de estrógenos interactúan con el ADN de la célula.

“En el último par de años, los investigadores han afinado con la amplia y no reconocida previamente comunicación cruzada entre los receptores de progesterona y estrógeno, afirma el autor del estudio Geoffrey Greene, profesor y presidente del Departamento Ben May para la investigación del Cáncer de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos. ” Ahora sabemos que esta relación se puede entender mejor y ser potencialmente explotada”

” Esta observación es importante, debido a que más de dos tercios de los cánceres de mama contienen tanto receptores de estrógenos como de progesterona”. Estudios anteriores de muchos laboratorios, entre ellos uno de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), han mostrado que cuando se expone a la hormona sexual femenina primaria, estradiol, al receptor de estrógeno se activan los genes que fomentan el crecimiento y la división de las células tumorales.

” En esta configuración, las células cancerosas crecen más rápido. Se dividen más rápidamente y viven más tiempo, lo que ayuda que el cáncer de mama progrese a un estado más avanzado”. ” Nuestro estudio, así como el del grupo de Cambridge, mostraron que cuando se añade progesterona o una progestina, cambia el paisaje en el núcleo. Esto abre toda una nueva serie de sitios de unión para el receptor de estrogeno que entonces funcionan en conjunto con el receptor de progesterona”. Esta combinación inhibe la proliferación celular, la supervivencia celular y vías implicadas en el metástasis.

Nuestros datos sugieren además que, a pesar de la tendencia histórica hacia los efectos de los estrógenos sobre el receptor de estrógeno, es el receptor de progesterona el que dominantemente controla la actividad del receptor de estrógeno cuando ambos receptores están presentes y activados”.

Los investigadores dieron un paso más sobre la base del uso bien establecido de tamoxifeno, un antagonista de los estrógenos, para el tratamiento de mujeres con cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos, se decidió inhibir la actividad de ambos receptores con antagonistas para ver si habría un beneficio adicional de combinar dos fármacos selectivos de los receptores.

Mediante el uso de un modelo de cáncer humano ER+/PR+  bien establecido (T47D) implantado en ratones inmunocomprometidos, probaron su teoría en cuatro grupos de ratones. Un grupo recibió un placebo; otro tamoxifeno; el tercero con un antagonista de receptor de progesterona, un fármaco experimental conocido como CDB4124 (Telapristona) y el cuarto con tamoxifeno más CDB4124 para bloquear simultáneamente tanto los receptores de estrógeno como de progesterona.

Las células tumorales en los ratones tratados con placebo crecieron rápidamente, al 200% de su tamaño original en 7 semanas, y el tamoxifeno, impidió el crecimiento de los tumores, pero no hizo que se redujeran. CDB4124, en un principio hizo que los tumores retrocedieran, pero después de 35 días, los tumores comenzaron a crecer de nuevo; de forma que a las 7 semanas eran un 50% más grandes que su tamaño original.

Cabe destacar que la combinación de tamoxifeno y CDB4124 provocó la reducción del tamaño de los tumores. ” Se observó una regresión completa prácticamente en un subgrupo de ratones”, Para el día 60, el volumen medio de los tumores en los ratones tratados con tamoxifeno más CDB4124 fue un 70% menor que los tumores originales.

” Estos hallazgos, hacen hincapié en el valor clínico de la evaluación tanto de los receptores de progesterona como la expresión del receptor de estrógeno en las muestras de cáncer de mama”. El receptor de progesterona no es sólo un “modulador esencial de los genes regulados por el receptor de estrógeno”, sino que también contribuye de manera significativa al “valor pronóstico de los receptores de estrógeno en los cánceres de mama ER+/PR+”

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La investigación clínica, la vía para seguir avanzando en la investigación de cáncer de mama

En la presentación de la novena Revisión Anual de Avances en Cáncer de Mama (RAGMA), el doctor Pedro Sánchez Rovira del Complejo Hospitalario de Jaén, ha asegurado que los ensayos clínicos en cáncer de mama permiten acceder a nuevos tratamientos más potentes que podemos utilizar de manera individualizada, lo que aumenta su eficacia, disminuye toxicidades y terapias innecesarias y una mejoría de la prestación sanitaria.

Los expertos del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama, han subrayado que la investigación clínica es la única vía para seguir avanzando en el conocimiento y tratamiento de la enfermedad. Dicho grupo ya participa activamente en ensayos como ‘OLYMPIA’ y ‘EMBRACA’.

El doctor Sánchez Rovira insiste en que, “sólo de ese modo podemos continuar incrementando las tasas de curación y supervivencia global en la enfermedad precoz y mejorar el control del tumor y la calidad de vida en fases avanzadas”.

La investigación clínica no solo repercute en beneficio de las futuras pacientes, sino también en las que deciden participar en ensayos. Esta es la razón “por la que apelamos a la implicación de las administraciones, y de las propias mujeres para fomentar su participación en ensayos”, ha aclarado la presidenta de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), Montserrat Doménech.

Respecto a su desarrollo, “hemos visto nuevos fármacos que tienen un impacto del aumento de las expectativas de supervivencia”, ha subrayado el doctor Sánchez, quién ha añadido que “los ensayos nos permiten ver la eficacia de estos nuevos fármacos”.

Actualmente, “hay 17 grupos cooperativos y en 20 años se han llevado a cabo más de 400 ensayos clínicos en los que han participado más de 46.000 pacientes”.

La presidenta de FECMA ha recalcado que “cada vez hay más interesados en ensayos clínicos porque es el camino a seguir”. Para los pacientes “es un tratamiento más, ya no escuchamos aquello de ‘voy a ser una rata de laboratorio’”.

Genes: la necesidad de seguir avanzando’ es el lema de este año para reflejar el potencial de continuar profundizando en el conocimiento molecular del tumor para proporcionar a cada paciente el tratamiento que más le conviene según su perfil genético.

“Los avances en la genética del cáncer de mama adquieren mayor importancia desde distintos puntos de vista; el conocimiento del fenotipo molecular en el momento del diagnóstico nos permite mejorar la información sobre el pronóstico de la enfermedad y elegir la mejor opción terapéutica”, ha indicado el miembro del Comité Organizador, el doctor José Enrique Alés.

El cáncer de mama hereditario afecta entre un 5 y 10% de los casos, principalmente ligados a mutaciones genéticas en BRCA 1 y 2. “Hasta hace poco conocíamos solo dos genes, pero se han descubierto muchos otros que posibilitan un avance” respecto al cáncer de mama hereditario, ha señalado experta del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, la doctora Ana Osorio.

Este hecho ha sido posible gracias a “las nuevas técnicas de secuenciación masiva que posibilitan el análisis de muchos genes a la vez dando resultados en un mes”.

“Los estudios genéticos actuales son menos costosos, más rápidos y cada vez más diferenciados”, pero “la incorporación de estos nuevos genes al diagnóstico está siendo lenta porque no se sabe la utilidad clínica de muchos de ellos”.

Se puede acceder a dichos estudios en la sanidad publica, siempre y cuando “este indicado que la mujer tenga riesgo de mutación genética”. De hecho, “cada vez se abre más el espectro que incluye a mas pacientes”, ha comentado la doctora Osorio.

En cuanto al tipo de perfil para acceder al estudio, “se recomienda hacer a pacientes afectadas de cáncer de ovario o mama; en primer lugar, se realiza un estudio inicial, y una vez detectado conviene que se lo haga toda la familia ya que esa es una de las principales utilidades”.

Respecto a la prevención del cáncer prematuro, en caso del hereditario, el experto en oncología del Hospital Montefiore de Nueva York, el doctor Steven Vogl, ha recalcado que “hay que centrar la conversación en el beneficio que esa aportación genética puede aportar al paciente”.

El doctor Vogl, desde un punto de vista práctico ha subrayado que “una vez que ha terminado el periodo fértil de la mujer o que ya no quiera tener más hijos, se extirpe los ovarios para prevenir el riesgo de cáncer”.

El resto de expertos ha compartido la misma opinión que el doctor Vogl. Ya que “aquellas mujeres que tienen el gen, tienen un riesgo aumentado”, por eso en mujeres con mutación “recomendamos la extirpación del ovario” para evitar posibles riesgos, ha insistido la doctora Isabel Álvarez, del Hospital Universitario de Donostia.

 

A su vez, se realizará ‘Álamo IV’ que, durante los próximos dos años y medio, incluirá a 12.000 pacientes diagnosticados entre 2002 y 2005, y analizará su evolución hasta la actualidad para “conocer como han impactado los nuevos tratamientos”, indica la doctora Isabel Álvarez.

Es evidente el impacto positivo y el incremento de las espectativas de supervivencia ya que han pasado de cerca del 70 por ciento a más del 85 por ciento

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GEICAM crea el primer registro de pacientes de cáncer de mama metastásico

El Grupo Español de Investigación en Cáncer de mama (GEICAM), pondrá en marcha un registro que contará con 1.300 pacientes de 43 hospitales, diagnosticadas en la actualidad con cáncer de mama metastásico, bien como primer diagnóstico o como recaída a pesar de haber recibido tratamiento.

Este Registro con el nombre de RegistEM fue presentado en Madrid en la novena Revisión Anual de Avances en Cáncer de Mama (Ragma 16).

 

La prevalencia de la enfermedad metastásica en cáncer de mama es elevada debido a que muchas mujeres conviven con el tumor diseminado, según los datos de Geicam, que indican que hasta un 30% de los diagnósticos en un estadio precoz experimentará una recaída a lo largo de su vida con aparición de metástasis a distancia.

La  oncóloga del Hospital Universitario de Donostia, Isabel Álvarez ha explicado que el cáncer de mama es una enfermedad heterogénea, que incluye muchas enfermedades y no se tratan todas por igual, por lo que era necesario contar con un registro de pacientes.

También ha explicado, que el objetivo del registro es ver la evolución de estas pacientes durante los próximos años: recoger datos de los tratamientos que se les realizan, recoger muestras biológicas, acceso a tumores y muestras de sangre para analizar si aparecen nuevas lesiones en el ADN circulante.

Con todo ello se facilitará el análisis de la heterogeneidad de los tumores de mama, como son tratados, como responden al tratamiento, su evolución y cuanto dura el efecto de las terapias.

 

Además de este proyecto, Geicam comenzará un nuevo estudio, el Álamo 4, que durante los próximos dos años y medio incluirá unas 12.000 pacientes diagnosticadas hace más de diez años, entre 2002 y 2005, y analizará su evolución hasta la actualidad.

“Es muy importante porque nos permite saber cómo han impactado los nuevos medicamentos con un seguimiento suficiente y podemos compararlo de forma histórica con los resultados de años anteriores”, ha explicado Álvarez, ya que al Álamo 4, le precede el 1, 2 y 3, ya presentados.

El anterior proyecto, el Álamo 3, reflejó que la supervivencia de pacientes tratadas diez años antes había aumentado con respecto al Álamo 2, entre más de un 70% y un 87%.

El experto del Geicam Pedro Sánchez Rovira ha destacado el papel “fundamental” de la investigación clínica que permite la aparición de nuevos fármacos y de forma “cada vez más acelerada”, así como la investigación académica. La presidenta de la Federación Española de Cáncer de Mama (Fecma) ha agradecido los proyectos puestos en marcha por Geicam, así como los avances en los últimos años en el conocimiento de la enfermedad y los nuevas terapias para combatirla.

Para el miembro del Comité Organizador del Ragma 16, José Enrique Alés, el objetivo no es tratar el cáncer sino llegar a curarlo definitivamente.

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Primer test molecular para afinar en el tratamiento del cáncer de mama avanzado

Un estudio publicado en la revista JAMA Oncology y liderado por el doctor Aleixs Prat Investigador del Vall D´Hebrón Instituto de Oncología (VHIO) y jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital Clínic de Barcelona, demuestra que los patrones genómicos del tumor marcan la evolución de la paciente durante todo el curso de la enfermedad avanzada.

Otro hecho es que la clasificación molecular en el tumor primario predice la evolución de las pacientes desde la aparición de la metástasis en adelante.

Hasta ahora el pronóstico y tratamiento de pacientes con cáncer de mama metastásico de tipo homonosensible se había basado en variables inespecíficas como la edad, el tipo de metástasis o las terapias previas administradas.

Con este estudio se ha permitido asociar los diferentes subtipos moleculares de cáncer de mama con el pronóstico y la predicción de respuesta a la homonoterapia y demostrar que es la variable más determinante en este contexto.

En los últimos años se ha permitido clasificar los tumores de mama hormonosensible en 4 subtipos moleculares: Lumial A, Lumial B, HER2-Enriched y Basal-Like. Los cuales forman un grupo heterogéneo desde un punto de vista biológico y clínico.

Lo que hizo patente la necesidad de hallar nuevos métodos para etiquetar mejor el el tipo de cáncer de mama de cada paciente y así afinar en los tratamientos hormonales y la quimioterapia.

El estudio analizó 821 pacientes con tumores de mama hormonosensibles que recibieron tratamiento hormonal para la enfermedad avanzada en un ensayo clínico de Fase III, en el cual se clasificaron en los 4 subtipos biológicos y se relacionaron con la supervivencia y la respuesta.

El estudio demostró que, en cuanto al pronóstico, la biología propia del tumor es el factor más importante que existe hoy en día.

“Por ejemplo, si el tumor es Luminal A, las metástasis se pueden controlar en la mitad de las pacientes durante casi 1,5 años sólo con tratamiento hormonal. En cambio, en la mayoría de pacientes con tumores HER2-Enriched o Basal-like, las metástasis se hacen resistentes al tratamiento hormonal en sólo 4 o 5 meses. Por lo tanto, este hallazgo puede tener implicaciones terapéuticas inmediatas, ya que hasta hoy no sabíamos qué pacientes con cáncer de mama metastásico debían recibir de entrada quimioterapia o tratamiento hormonal”.

El doctor concluyó que, a partir de ahora, hay que replantear la estrategia terapéutica actual y futura en esta enfermedad y basarla en la clasificación biológica del tumor y no en las características clínicas”.

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Abemaciclib de Lilly como Tratamiento Innovador para el cáncer de mama avanzado

Eli Lily and Company han presentado en el Congreso Anual de la Sociedad Americana de Oncología (ASCO), organizado este año 2016. Los resultados de su estudio MONARCH1 en Fase II con abemaciclib, un inhibidor de quinasa dependiente de ciclina (CDK) 4 y 6 en pacientes con  cáncer de mama metastásico en receptores hormonales positivos (HR+) y en pacientes con cáncer de mama metastásico con receptores 2 de factor de crecimiento epidérmico humano negativo (HER2-).

Los resultados demuestran la actividad en monoterapia de abemaciclib en pacientes con cáncer de mama metastásico para los que la terapia endocrina había dejado de ser una opción de tratamiento adecuado y han confirmado la tasa de respuesta objetiva, durabilidad de la respuesta, tasa de beneficio clínico y supervivencia libre de progresión.

“Cuando las terapias endocrinas dejan de ser consideradas apropiadas para el tratamiento del cáncer de mama metastásico HR+, y la enfermedad es refractaria o agresiva, la quimioterapia se convierte en la única opción”, afirma el doctor José Baselga, director médico del Memorial Sloan Kettering Cancer Center y uno de los autores del estudio.

“Los efectos secundarios pueden ser molestos y de larga duración, limitando las opciones de los pacientes”, afirma el experto, quien señala que “es muy satisfactorio ver este nivel de actividad antitumoral, combinado con el perfil de toxicidad”.

“En esta población de pacientes previamente tratadas y con un pronóstico especialmente malo, abemaciclib ha demostrado tener una actividad y tolerabilidad prometedora como agente en monoterapia”, ha destacado el Dr Richard Gaynor, vicepresidente sénior y responsable de Medical Affairs y Desarrollo de Moléculas de Lilly Oncología.

También se han presentado los resultados iniciales de dos colaboraciones clínicas desarrolladas por Lilly en el área de Inmuno-Oncología con MSD. En concreto se trata de la evaluación de pemetrexed (‘Alimta’) más carboplatino y ramucirumab (‘Cyramza’), respectivamente, en combinación con pembrolizumab (‘Keytruda’), de MSD, en pacientes con cáncer de pulmón no microcítico.

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El compuesto JQ1podría reducir la expansión del tipo más agresivo de cáncer de mama.

Un grupo de investigadores de Cancer Research UK ha descubierto un fármaco que puede reducir la expansión del tipo más agresivo de cáncer de mama, los tumores triple negativo, que suponen hasta un 20% de todos los casos y que peor pronóstico tienen, según se ha publicado en la revista Oncogene.

El compuesto conocido como JQ1 altera la reacción de las células cancerígenas ante la hipoxia o falta de oxígeno, un proceso que se encuentra presente en más del 50% de los tumores y en prácticamente todos los tumores triple negativo, el más difícil de tratar. Los resultados muestran cómo el fármaco limita el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos y, así, evita que las células tumorales puedan adaptarse a la hipoxia, lo que impide el crecimiento del tumor.

Científicos de las universidades de Oxford y Nottingham (en el centro de Inglaterra) concluyeron en su estudio que el JQ1 provoca que el tejido cancerígeno deje de adaptarse a la carencia de oxígeno, lo que ralentiza su desarrollo.

El coautor de la investigación, Alan McIntyre, afirmó que “el tratamiento de la hipoxia a veces compromete el tratamiento del cáncer de mama y el JQ1 puede ser la clave para ayudar a las pacientes de esta enfermedad”. Cuando los tumores de mama se acostumbra a los niveles bajos de oxígeno, su metabolismo se altera y se vuelve resistente a los tratamientos convencionales, razón por la que este nuevo medicamento podría cambiar la forma de combatir este cáncer, según los investigadores.

Nell Barrie, directora de comunicación de Cancer Research UK, apuntó que “el estudio muestra cómo funciona este fármaco” y que “podría ser una forma de detener la expansión del cáncer”, aunque remarca que ahora se debe examinar “la efectividad del JQ1 sobre los pacientes”.

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