Presentan una novedosa tecnología para el diagnóstico del cáncer de mama

La Clínica Universidad de Navarra ha adquirido en sus dos sedes nuevos equipos para el diagnóstico de patologías mamarias. De esta forma, incorpora el mamógrafo más novedoso de Europa y reemplaza los ecógrafos por una versión más moderna. Mínima agresión, máxima precisión y menor tiempo son las bases del equipamiento tecnológico que acaba de incorporar la Clínica con una inversión próxima a los 400.000 euros.

En su sede de Pamplona ha instalado un nuevo mamógrafo que no sólo mejora la calidad de imagen sino que permite la optimización de más procedimientos. “En una mamografía convencional la mayor ventaja es que se obtiene una imagen más contrastada. Y, al tener más contraste de blancos y negros, se destacan más las lesiones. De esta forma, es más fácil localizar, por ejemplo, calcificaciones o nódulos”, reconoce el Dr. Luis Pina, especialista en Radiodiagnóstico con dedicación preferencial al estudio por imagen de la patología mamaria.

Un perfeccionamiento en la precisión del diagnóstico acompañada de tres aportaciones más: la realización de tomosíntesis, nuevas posibilidades técnicas para hacer mamografías con contraste yodado y un equipo de estereotaxia. Como complemento a la mamografía, la tomosíntesis permite componer mediante planos una mama en tres dimensiones, lo que ofrece mayor precisión que la imagen convencional. “A veces las lesiones no se ven en una imagen en 2D, sino que se detectan en un determinado plano”, destaca el especialista.

Además, gracias a la mamografía con contraste yodado se va a obtener una mayor sensibilidad en el estudio mamográfico. Pese a que de forma rutinaria no está recomendada para todos los casos, en ocasiones, es necesaria para completar la fiabilidad de un diagnóstico. Esta prueba facilita la localización de la lesión, ya que el contraste se extravasa en ese punto. “Conseguimos ver dónde el contraste se ha captado y dónde está exactamente el tumor, el tamaño que tiene o si hay más de una lesión”, explica el Dr. Pina.

Por último, este nuevo mamógrafo, modelo ‘Mammomat Revelation’, de Siemens Healthineers, incorpora un equipo de estereotaxia, un aparato que permite dirigir una aguja de biopsia a la lesión problemática. Una prueba que con el nuevo equipo puede guiarse también mediante los planos obtenidos por la tomosíntesis. De este modo, el diagnóstico ya no queda supeditado a que la lesión sea visible en la imagen convencional.

Nuevos ecógrafos para diagnóstico precoz

El diagnóstico precoz de las lesiones, especialmente en el cáncer de mama, es uno de los objetivos de los especialistas. Por ello, junto al mamógrafo, la Clínica Universidad de Navarra ha renovado también sus ecógrafos con la última versión del ‘Logiq E9 XDClear’ de GE Healthcare tanto en sus sedes de Pamplona y Madrid. Este nuevo modelo incorpora nuevas mejoras que permiten diferenciar con claridad pequeños detalles, enfocar con alta fidelidad y ofrece más información. Tres avances conseguidos gracias a la obtención de mejor y mayor contraste y resolución.

Pero estos adelantos, beneficiosos para todas las especialidades, vienen acompañados de una apuesta más específica para patología mamaria. En concreto, incorpora dos herramientas para perfeccionar el informe de las lesiones. Por un lado, proporciona una valoración no invasiva de firmeza de la lesión gracias a una elastografía 2D de shear wave (onda de corte). “Este método de diagnóstico nos ayuda a identificar la dureza de las lesiones, lo que facilita la distinción entre lesiones benignas y malignas”, indica la Dra. Carolina Sobrido, especialista en Radiodiagnóstico en la sede de Madrid.

 

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Ensayan “con éxito” un nuevo fármaco para el cáncer de mama con metástasis

Las investigadoras Sonia Pernas y Marta Gil-Martín han conducido en el Instituto Catalán de Oncología (ICO) el “primer ensayo clínico que prueba con éxito” un nuevo tipo de fármaco en pacientes con cáncer de mama metastásico, ha informado el ICO en un comunicado.

Este fármaco, según ha explicado a Efe Gil-Martín, se aplica en combinación con la eribulina, un medicamento que se emplea en la quimioterapia para el tratamiento de cáncer de mama.

“Lo que hace el nuevo fármaco es potenciar los efectos de la eribulina, con lo que también potencia los efectos de la quimioterapia”, ha detallado Gil-Martín, que ha asegurado que han conseguido “una tasa de respuesta mucho más alta” de lo habitual.

Los resultados del ensayo, desarrollado con 56 pacientes de once centros de España y Estados Unidos, muestran el “gran potencial” de este fármaco, con un “63 % de beneficio clínico”, como “nueva opción terapéutica para pacientes afectadas de cáncer de mama metastásico avanzado”.

El fármaco ataca el receptor CXCR4, una molécula que se “localiza en zonas de metástasis” y que juega un papel crítico en el crecimiento, el desarrollo y la metástasis de tumores.

Los investigadores aseguran que una elevada expresión del CXCR4 está relacionada con el comportamiento metastásico agresivo de las células cancerosas y con un mal pronóstico.

La Food and Drug Administration de Estados Unidos ha otorgado a designación ‘Fast track’ a esta nueva terapia inmunooncológica, lo que, según las investigadoras, permitirá “acelerar su desarrollo”.

 

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Irradiar los ganglios linfáticos en cáncer de mama mejora supervivencia sin aumentar los efectos secundarios

Administrar radioterapia a los ganglios linfáticos situados detrás del esternón y por encima de la clavícula en pacientes con cáncer de mama en etapa inicial mejora la supervivencia general sin aumentar los efectos secundarios, y este efecto continúa durante 15 años, según han descubierto investigadores de la Organización Europea para la Investigación y Tratamiento del Cáncer (EORTC).

El ensayo, que ha involucrado a 4.004 pacientes con cáncer de mama en estadios I a III de 43 centros, son “convincentes”, a juicio de los investigadores. “Nuestros resultados dejan claro que la irradiación de estos ganglios linfáticos proporciona un mejor resultado para el paciente que solo la radioterapia en la mama o la pared torácica. No solo hemos demostrado que este tratamiento tiene un efecto beneficioso sobre el control de la enfermedad, sino que también mejora la supervivencia relacionada con el cáncer”, señala Poortmans.

El drenaje linfático del cáncer de mama a los ganglios linfáticos regionales conlleva que es más probable que el cáncer se disemine a otras partes del cuerpo. Este drenaje se produce por dos caminos. El más conocido es la axila. Estos nódulos linfáticos generalmente se tratan con cirugía y/o radioterapia. La segunda vía drena a los ganglios linfáticos mamarios internos (IM) detrás del esternón, y probablemente de allí a los que están justo por encima de la clavícula, los ganglios supraclaviculares (MS) medial.

Debido a la incertidumbre sobre los efectos del tratamiento en esta área, y particularmente a las preocupaciones sobre el aumento de la toxicidad que podría derivarse por la irradiación de un área más grande, hasta hace poco solo aproximadamente la mitad de los centros oncológicos de radiación trataban los ganglios linfáticos IM-MS.

Después de una mediana de seguimiento de 15,7 años, los investigadores han encontrado una reducción significativa en las muertes por cáncer de mama (16 por ciento en el grupo de tratamiento frente a 19,8 por ciento en el grupo control) y en el retorno de cáncer de mama en pacientes que habían recibido radiación a los nodos IM-MS (24,5 por ciento contra 27,1 por ciento).

Un total de 1.117 pacientes murieron durante el tiempo que duró la investigación. La supervivencia global fue del 73,2 por ciento en el grupo IM-MS y del 70,8 por ciento en el grupo control. No hubo un aumento en la mortalidad relacionada con el cáncer de mama en el primer grupo y hasta la fecha no ha habido un aumento en el nivel de complicaciones graves relacionadas con el tratamiento. Tampoco hubo diferencia en la incidencia de segundos cánceres, cáncer en el otro seno o muertes por enfermedad cardiovascular entre los dos grupos.

Los pacientes con bajo riesgo de que su cáncer se disemine fuera del seno pueden recibir terapia sistémica menos intensiva para evitar los efectos secundarios. En estos casos, el uso de la radioterapia IM-MS puede mejorar su resultado al erradicar las células tumorales residuales en la pared mamaria/torácica. Para los pacientes con alto riesgo de metástasis, que reciben terapia sistémica, la posibilidad de curación también está relacionada con la posibilidad de dejar atrás las células tumorales residuales en todo el cuerpo. También en estos casos, el resultado final puede mejorarse mediante el uso de un tratamiento locorregional eficaz para erradicar la enfermedad en el lugar donde es más probable que esté presente, según los investigadores.

“Los resultados de nuestro ensayo, en el cual los pacientes recibieron tratamientos sistémicos apropiados, contradicen la existencia de una contradicción entre tratamientos locorregionales y sistémicos”, ha explicado el profesor Poortmans, añadiendo que debido a que existe una interacción bastante positiva entre estos tratamientos, en muchos pacientes “su combinación dará como resultado una mejora de los beneficios combinados, en otras palabras, uno más uno puede ser más de dos”.

Los investigadores tienen la intención de continuar el seguimiento de estos pacientes a largo plazo y planean un seguimiento promedio de 20 años. “Queremos analizar qué pacientes son los más propensos a beneficiarse de este tratamiento e identificar las mejores técnicas para hacerlo de manera eficiente y segura”, ha añadido Poortmans.

Además, el equipo responsable de la investigación puntualiza que la tasa de efectos secundarios fue baja, la gran mayoría de bajo grado, y muchos de ellos solo temporales. “Es muy importante que registremos todos los eventos posibles, incluida la recurrencia y la toxicidad, y un seguimiento aún mayor también nos dará la oportunidad de seguir evaluando a nuestros pacientes en otras áreas, por ejemplo, la calidad de vida y el bienestar”, ha detallado el doctor.

 

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El 30% de los pacientes oncológicos puede tener un problema cardiovascular

¿Cómo surge la idea de crear una unidad de Cardio-Oncología?

Nace porque nos damos cuenta de que muchos pacientes oncológicos tienen problemas cardiovasculares que son síntomas del cáncer y acompañan al mismo proceso de la enfermedad, y con los tratamientos, muchos de los problemas cardiovasculares que tienen esos pacientes se agravan. Por ello, necesitan que, junto al cuidado y al tratamiento oncológico, y de manera paralela, haya una dedicación especializada y coordinada, trabajando completamente en equipo con los oncólogos, por parte de cardiólogos especializados.

¿Existen más unidades de este tipo en España?

Sí, en España existen más unidades así, pero son muy poquitas y están también empezando.

¿Qué porcentaje de pacientes oncológicos se encuentra con complicaciones cardiológicas?

Inicialmente, y ésta es aún una previsión muy incipiente, son más de los que pensábamos; creemos que al menos el 25-30% de los pacientes oncológicos, y también de los oncohematológicos, puede tener de forma paralela un problema cardiovascular, o desarrollar durante el proceso de la enfermedad complicaciones por estas causas.

Y ¿cuáles son las principales patologías con las que se encuentran?

Algunos de los problemas que más vemos son los coronarios, es decir, de los vasos que vascularizan el corazón, y que pueden llevar a problemas de isquemia. También vemos complicaciones de contractilidad cardiaca por toxicidad, que puede producirse a nivel del músculo cardiaco. Y finalmente, en alguna ocasión pueden activarse alteraciones a nivel del ritmo cardiaco del corazón.

¿Qué tipo de tumores y/o tratamientos son los que producen más este tipo de problemas cardiovasculares?

Aunque la lista puede ser bastante importante, quizás el foco hay que ponerlo sobre todo en un grupo de medicamentos oncológicos, las antraciclinas. En ese sentido, uno de los tumores donde con más frecuencia se utiliza este grupo de fármacos es el cáncer de mama. Al mismo tiempo, uno de los subtipos del cáncer de mama, aquel que presenta expresión positiva del HER2, se trata con fármacos específicos contra esa molécula que son medicamentos con un riesgo de cardiotoxicidad.

¿Por qué los pacientes oncológicos tienen más factores de riesgo cardiovascular?

Hay un mayor factor de riesgo cardiovascular, primero, porque se unen procesos que ocurren a la vez, y es que, junto con el crecimiento de la esperanza de vida, también aumenta la incidencia de cáncer, y con ello también hay un incremento importante de problemas vasculares que se asocian al propio mecanismo de la edad. Igualmente, la situación de estrés a la que se somete el organismo ante un proceso de tratamiento oncológico es un factor que incide en la patología cardiaca. Y, desde luego, el factor que debemos sumar a esta ecuación es la influencia de los tratamientos oncológicos que sí que producen toxicidad directa a nivel cardiaco.

¿Qué perfil de paciente es el que acude a su Unidad? Es decir ¿los seleccionan en función al riesgo de desarrollar este tipo de problemas o acuden una vez ya los presentan?

Los pacientes que vienen a la Unidad de Cardio-Oncología son, por una parte, aquellos que tienen antecedentes de problemas previos cardiovasculares; por otra, los que tienen factores de riesgo que, aunque en el momento del diagnóstico del cáncer no se traduzcan en ninguna alteración cardiovascular, hacen posible que se tenga más facilidad de desarrollar un problema de este tipo teniendo en cuenta el estrés que supone el tratamiento de un cáncer y el uso de algunos fármacos que son cardiotóxicos. Y también vienen aquellos pacientes que, sin ningún tipo de antecedente, van a recibir tratamientos que pueden ser tóxicos para el corazón o los que, sin prever que pueda haber una toxicidad o una complicación, la desarrollan.

¿Qué beneficios aporta una unidad de este tipo?

Indudablemente, cuando hay un seguimiento en tiempo real de pacientes en los que, al mismo tiempo que se controla el tratamiento oncológico se les va haciendo seguimiento de cualquier mínima alteración, esas alteraciones, que muchas veces son absolutamente sintomáticas, se anticipan meses, e incluso años, a problemas cardiacos serios. Así, lo que ponemos en marcha es un mecanismo y un proceso de protección y de anticipación con tratamientos que permiten evitar llegar a situaciones graves en patología cardiaca.

¿Cuántos pacientes han tratado desde su puesta en marcha?

Llevamos dos meses y medio aproximadamente, y en este tiempo los pacientes atendidos han ido incrementándose semana a semana, hasta el punto de que estamos ya con consultas de en torno a los 20 pacientes por día.

¿Están realizando algún ensayo clínico?

Estamos realizando mucho más que un ensayo clínico: un estudio a nivel básico donde estamos comprobando que, pacientes que han recibido de forma previa el tratamiento con quimio-radioterapia, en algunas localizaciones tienen mucha más probabilidad de desarrollar enfermedad cardiovascular que aquellos que no han recibido esas terapias. Y el efecto que puede reducir estas combinaciones de quimio-radioterapia en el aumento de riesgo de patología cardiovascular es algo muy novedoso que está recién publicado, y nosotros estamos confirmando cuáles podrían ser los tumores en los que, inicialmente, podría haber más riesgo. Y estamos evaluando el rol que tienen los tratamientos de quimio-radioterapia a nivel del cáncer de mama localizado, como también en el abordaje del de recto localizado.

 

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Una inmunoterapia cura a una mujer con cáncer de mama metastásico

Una mujer de 49 años con cáncer de mama metastásico que se había quedado sin ninguna opción de tratamiento parece haberse curado completamente tras recibir una innovadora inmunoterapia desarrollada en el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU.

Veintidós meses después de terminar el tratamiento, no hay ningún rastro detectable de cáncer en su cuerpo, afirma el equipo de médicos y científicos que la ha tratado en la revista Nature Medicine, donde esta semana se presenta el caso. El tratamiento ha consistido en extraer linfocitos (un tipo de células inmunitarias) de uno de los tumores de la paciente; en identificar aquellos pocos linfocitos que son activos contra las células cancerosas, pero que son demasiado escasos para frenar la progresión de la enfermedad; en multiplicarlos en el laboratorio para obtenerlos en gran cantidad; y en transfundir 82.000 millones de linfocitos a la paciente para que ataquen los tumores.

El avance “es importante porque demuestra que esta estrategia puede ser eficaz en los llamados tumores fríos”, es decir, aquellos que tienen pocas mutaciones y que hasta ahora se consideraban resistentes a la inmunoterapia, destaca Alena Gros, que ha trabajado siete años en el equipo del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.

Gros, que se ha incorporado al Instituto de Oncología de Vall d’Hebron (VHIO) para desarrollar esta inmunoterapia en Catalunya, destaca que es “un tratamiento que ofrece una alternativa a pacientes que no tienen ninguna alternativa”. Pero advierte que “es una terapia personalizada, que debe crearse a medida para cada paciente y que aún no está a punto para aplicarse a gran escala”.

La mujer tratada en EE.UU. forma parte de un ensayo clínico en el que se tratará a 332 pacientes y que terminará en el 2024. No todas las personas que han recibido el tratamiento hasta la fecha han respondido igual de bien, aunque aún no se han presentado datos detallados de eficacia.

Es un tratamiento que ofrece una alternativa a pacientes que no tienen ninguna alternativa, pero aún no está a punto para aplicarse a gran escala.

La clave está en la selección de los linfocitos que se cultivan en el laboratorio para atacar el cáncer. Estos linfocitos (llamados linfocitos infiltrantes de tumor, o TIL por sus iniciales en inglés) se eligen por su capacidad de reconocer proteínas específicas de las células tumorales (llamadas neoantígenos).

Como estas proteínas son el resultado de mutaciones genéticas específicas de cada tumor, son diferentes para cada paciente. Es esto lo que obliga a desarrollar la inmunoterapia de manera individualizada.

En el caso presentado en Nature Medicine, se seleccionaron linfocitos para atacar cuatro neoantígenos, lo cual equivale a atacar las células tumorales por cuatro frentes simultáneos. La estrategia parece haber impedido que las células tumorales desarrollaran resistencia al tratamiento y haber favorecido su eliminación completa. El proyecto está dirigido por Steven Rosenberg, investigador de gran prestigio en la comunidad biomédica por sus trabajos pioneros en terapia génica.

Otros tumores fríos que se espera poder tratar en el futuro con esta estrategia incluyen, además de los de mama, los de ovario, de páncreas y colorrectales. En Vall d’Hebron, los primeros pacientes se podrían empezar a tratar en el segundo semestre del 2019 una vez se haya puesto a punto la técnica para cultivar los linfocitos en el laboratorio y se hayan recibido los permisos requeridos.

 

 

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Crean un sistema de diagnóstico que “podría revolucionar” la prevención del cáncer de mama con un algoritmo “de riesgo”

El grupo biomédico español Ascires, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), el Centro Nacional de Genotipado (CEGEN), el Hospital Clínico Universitario de Valencia y la Universitat Politècnica de Valencia (UPV) han desarrollado un nuevo procedimiento diagnóstico que “podría revolucionar” la forma de prevenir el cáncer de mama mediante un algoritmo “de riesgo”.

Este procedimiento, desarrollado por el grupo biomédico español Ascires bajo el nombre de Brecanrisk, consiste en un método “de bajo coste” enfocado a clasificar a las mujeres según el mayor o menor riesgo que tienen de padecer cáncer de mama.

Esto es posible gracias a un algoritmo bioinformático diseñado para filtrar y analizar la información genética e historial clínico de cada mujer, lo que permitiría a los médicos abordar su seguimiento de una forma individualizada y adaptada a cada caso.

Este sistema de estratificación solo necesita la información que se obtiene a través de tres pruebas “rápidas y sencillas”: un análisis de ADN a partir de una muestra de sangre, una mamografía y un test diseñado para conocer los factores personales que influyen en la predisposición de cada mujer a desarrollar tumores mamarios.

Se trata, por tanto, “de un procedimiento que une de forma pionera la genética y la imagen para evolucionar la forma en la que actualmente se detecta la susceptibilidad al desarrollo del cáncer de mama, impulsando la prevención precoz y el seguimiento personalizado”, ha asegurado Ascires.

DEFINIR LAS PROBABILIDADES DE SUFRIR CÁNCER

El director del Programa de Genética del Cáncer Humano del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y asesor científico del proyecto Brecanrisk, Javier Benítez, ha explicado que este sistema consigue “datos genómicos relevantes para el desarrollo del cáncer, que junto a otros factores como la densidad mamográfica o los hábitos de vida, permiten crear un algoritmo de riesgo para definir las probabilidades de sufrir cáncer de mama que tiene cada mujer”.

El especialista ha destacado que “esta clasificación de la población femenina ayudaría a detectar al grupo de mujeres de alto riesgo, lo que da una gran ventaja en su seguimiento y tratamiento personalizado”.

UN “GRAN AVANCE” EN EL CRIBADO

La introducción de esta prueba “supondría un gran avance para los actuales programas de cribado de cáncer de mama, donde las mamografías realizadas de forma periódica y a partir de cierta edad son, hasta ahora, un método incuestionable”, ha subrayado el grupo biomédico.

La integración de este procedimiento en un sistema sanitario como el español “posibilitaría la realización de un chequeo genético único y completo a una edad temprana, lo que tendría un impacto directo sobre la salud y toma de decisiones de la mujer”, ha añadido.

Benítez ha remarcado que “basar la prevención del cáncer de mama en un sistema de predicción de riesgo podría suponer un cambio en las políticas de ‘screening’ a medio plazo”.

“Quizás no hay por qué hacer mamografías bianualmente a todas las mujeres a partir de los 45 años, ya que la genética no cambia a lo largo de la vida. Con un método como Brecanrisk, que contempla tanto factores, genéticos como análisis de imagen mamaria y otros factores no genéticos, cualquier mujer podría saber cuál sería su riesgo de desarrollar este tipo de cáncer, lo que tendría una gran incidencia en la forma en la que se enfoca su seguimiento”, ha concluido.

Ascires ha desarrollado el proyecto en colaboración con el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), el Centro Nacional de Genotipado (CEGEN), el Hospital Clínico Universitario de Valencia y la Universitat Politècnica de Valencia (UPV), con la financiación del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE), el Instituto de Investigación Sanitaria (INCLIVA).

SOBRE ASCIRES

Ascires es el grupo biomédico “líder en España en Diagnóstico por Imagen, Medicina Nuclear y Genética, además de un referente en Oncología Radioterápica”, ha explicado el mismo.

Con una trayectoria de más de 40 años, está integrado por CETIR-ERESA y Sistemas Genómicos y centra su actividad en diagnóstico y tratamiento, reinvirtiendo anualmente una media del 20% de los beneficios en I+D+i.

 

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Dieta y cáncer: 20 alimentos que son tus aliados para prevenirlo

“Un 40% de todos los tumores masculinos y un 60% de todos los tumores femeninos tienen relación con la alimentación y más del 30% de las muertes por cáncer se deben a esta misma causa”. Así de contundente se muestra Carmen Moreno, bióloga, que ha dedicado toda su carrera a la investigación clínica oncológica en el Instituto Nacional del Cáncer y como profesora, ya retirada, en la facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid. “Hay evidencias suficientes para considerar quela dieta está directamente implicada en la iniciación y desarrollo, o en los mecanismos de protección, de diversos tipos de tumores”, añade.

Nos encantaría poder decir que el remedio contra el cáncer se encuentra en una planta que solo crece en lo más profundo de la selva del Amazonas… pero no es posible. Eso solo pasa en el cine, con Sean Connery como protagonista (‘Los últimos días del Edén’). Desde hace años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) viene advirtiendo del potencial cancerígeno de algunos alimentos, como la carne procesada, embutidos o ahumados e incluso de las bebidas que se toman muy calientes (por encima de 65°C). Pero, al contrario, no hay fórmulas mágicas ni bálsamos de ‘Fierabrás’ contra el cáncer.

“Más del 30% de las muertes por cáncer tienen relación con la alimentación”, asegura Carmen Navarro, investigadora

Ahora bien, “algunos alimentos y partes de alimentos pueden ayudar a prevenir la enfermedad”, como también confirma la American Society of Clinical Oncology, en su último informe de 2017. “En Asia hay 30 veces menos casos de cáncer de próstata y 10 veces menos casos de cáncer de mama”, nos cuenta la doctora Moreno. El motivo podría estar en su alimentación y en “el consumo diario de soja, lo que supone una espléndida dosis de fitoestrógenos que llevan al organismo a producir menos estrógenos”, explica.

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La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) da unas pautas muy claras. Recomienda huir de la obesidad, hacer ejercicio, llevar una dieta sana y equilibrada rica en fibra, frutas y verduras y reducir al mínimo el consumo de grasas, azúcar y alcohol. Carmen Moreno, también autora del libro ‘Gastronomía y oncología’ advierte contra los suplementos farmacológicos para prevenir el cáncer: “Se ha demostrado que pueden ser peligrosos y tener un efecto totalmente opuesto al deseado”.

20 aliados contra el cáncer

“Existen cuatro grupos principales de anticancerígenos en la alimentación: la fibra; las vitaminas C, E, D y A; minerales como el calcio, derivados del azufre, selenio, zinc o magnesio; y otros compuestos inhibidores de tumores como ácidos grasos omega 3, fitoestrógenos, betacarotenos, fenoles o alcaloides”, apunta la doctora Moreno. Lo mejor de todo es que los alimentos que nos pueden ayudar a dar esquinazo al cáncer no son superalimentos, no son exóticos ni exclusivos… son, en su mayoría, productos cotidianos, económicos y presentes a diario en nuestro mercado. Estos son 20 aliados contra el cáncer.

“En Asia hay 30 veces menos casos de cáncer de próstata y 10 veces menos de cáncer de mama”. El motivo está en su dieta

1. Tomate: es fuente de salud. Reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, purifica el hígado, reduce el colesterol y, además, contiene grandes cantidades de licopeno, un fitoquímico responsable de su coloración rojiza, y de su capacidad para prevenir el cáncer de próstata.

2. Calabaza. Como el tomate, la calabaza es una estupenda fuente de licopeno, un compuesto que potencia la acción de las vitaminas, minerales y fibra presente en la fruta y la verdura y que reduce el riesgo de padecer cáncer de próstata.

Sliced hokkaido pumpkin on a wooden board

3. Nueces: Consumir a diario un puñado proporciona vitamina E, derivados del azufre, magnesio y fitoestrógenos que reducen el riesgo de padecer cáncer de mama.

4. Frutos rojos: Ralentizan el crecimiento tumoral gracias a sus propiedades antioxidantes que inactivan los puntos en los que los carcinógenos se unen al ADN. De todos ellos, los arándanos presentan la mayor concentración de quercitina, uno de los flavonoides más estudiados por su actividad antitumoral.

5. El salmón y otros pescados azules como la trucha, la caballa o la sardina son ricos en vitamina D, selenio y ácidos grasos poliinsaturados omega 3 que inhiben los radicales libres, intervienen en el metabolismo de los estrógenos y disminuyen la proliferación celular, por lo que son buenos aliados contra el cáncer de colon, próstata y mama.

6. El brócoli contiene agentes anticancerígenos como magnesio, cumarinas y alcaloides. Y, sobre todo, vitamina A que protege frente a los tumores de pulmón, esófago, laringe, estómago y leucemia.

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7. Ajo: “Ajo, cebolla y limón, y olvídate de la inyección”, dice el refranero popular. Nuestras abuelas ya conocían las propiedades antisépticas y antibacterianas del ajo. Ahora también sabemos que contiene derivados del azufre y antioxidantes que protegen frente a determinados tipos de cáncer, como el de mama, pulmón y gástrico.

8. Trigo y centeno: La fibra de algunos cereales favorece el tránsito intestinal capaz de arrastrar sustancias cancerígenas para el organismo. Ahora bien, tal y como recomienda la AECC, el pan, el arroz y la pasta, mejor si son integrales.

9. Cúrcuma: La curcumina, el principal componente de esta raíz que se puede tomar fresca o seca y molida, es una las flavonas más estudiadas. Se ha demostrado su efecto protector en tumores experimentales de páncreas y colon y en el cultivo de células humanas de cáncer cerebral, de mama, esófago y colorrectal.

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10. Té verde: es conocido por sus propiedades antioxidantes y por ser rico en polifenoles flavonoides. Tiene propiedades anticancerígenas y actúa como protector contra los efectos de la radiación.

11. Aceite de oliva virgen extrael oro líquido de la dieta mediterránea contiene vitamina E y D, así como polifenoles, con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. El ambicioso estudio Predimed (Prevención con Dieta Mediterránea) llevado a cabo durante doce años, concluyó que las mujeres que toman cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra al día ven reducido hasta un 68% el riesgo de desarrollar un cáncer de mama.

12. Manzana: Volviendo al refranero popular, se dice que una ‘manzana al día mantendrá al doctor fuera de tu vida’. Los estudios sugieren que el consumo regular de manzanas podría ayudar a reducir el riesgo de padecer cáncer bucal, de esófago, colon, ovarios y próstata.

13. Coles. Uno de los compuestos fitoquímicos inhibidores de tumores más estudiados son los indoles, cuya acción evita roturas del ADN y protege frente al cáncer de mama, estómago, hígado y próstata. Se encuentra principalmente en las coles, pero también en otras verduras como el nabo o los berros.

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14. Espinacas: son de hoja verde y, por tanto, ricas en vitamina E, magnesio y también saponinas, cuyas propiedades antitumorales derivan de inducir a la destrucción directa de células cancerosas y tienen efecto inmunomodulador.

15. Orégano es rico en fenoles, cumarinas, lactonas y, especialmente, carvacrol, un fitoquímico que, según se ha estudiado, induce a la muerte en las células tumorales del cáncer de próstata.

16. Zanahoria y melocotones: son una importante fuente de betacarotenos, un fitoquímico que ayuda en la prevención del cáncer de pulmón en personas no fumadoras. En el caso del melocotón, además, la Universidad de Texas, en Estados Unidos, está estudiando la capacidad de alguno de sus compuestos de combatir las células cancerígenas de forma selectiva, sin atacar a las células normales.

17. Cítricos como la naranja, el limón o el pomelo: contienen importantes cantidades de alcaloides que inhiben la unión al ADN de agentes cancerígenos como el benzopireno. Las naranjas, además contienen terpenos, asociados, según la AECC, a la prevención de algunos tipos de cáncer.

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18. Algas comestibles oscuras, como el alga nori o la wakame, cuyo color se debe a la flucoxatina que contienen, cuentan con fitoestrógenos que inhiben –como se ha demostrado en cultivo- las mutaciones que producen muchos agentes cancerígenos.

19. Setas, como las asiáticas maïtakeshitakeenoki reishi, pero también nuestro tradicional níscalo, contienen lentinan, un fitoquímico que estimula el sistema inmunitario. Experimentalmente, se ha demostrado en cultivo que inhiben el crecimiento de sarcomas por el aumento de la respuesta inmune.

20. Vino: Mantiene con el cáncer una compleja relación. La comunidad médica y la AECC recomiendan reducir el consumo de alcohol. Pero el vino contiene etanol y polifenoles, que ayudan a mantener una buena salud cardiovascular, así como resveratrol, que reduce el riesgo de padecer tumores intestinales. La clave es la moderación, un vaso al día.

 

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La proteína p38, la salvadora de las células del cáncer de mama ‘in extremis’

La investigación, que publica la revistaCancer Cell, ha demostrado que la proteína p38 actúa como protector de las células tumorales porque está implicada en activar un mecanismo de reparación del ADN y las salva de sucumbir por acumulación excesiva de errores, o mutaciones, en su ADN.

A raíz de este hallazgo, los investigadores han comprobado en ratones que la combinación de inhibidores de p38 con medicamentos de quimioterapia (taxanos), potencia, acelera o prolonga el efecto antitumoral en la lucha contra los tumores.

La investigación ha sido liderada por el investigador del IRB, Angel R. Nebreda, quien ha explicado que “de forma inherente las células tumorales tienden a acumular daño en el ADN pero algunas acumulan más daño que otras y hemos visto que esas son las que más dependen de la acción de p38”.

El cáncer de mama si divide, principalmente, en tres tipos: el receptor de estrógeno positivo (ER), el HER 2 positivo y el triple negativo.

Experimentos en triple negativo

Los experimentos los hicieron con tumores de mama triple negativo, un tipo de tumor que supone el 15 % de casos de cáncer de mama y en el que el único tratamiento hasta ahora es la quimioterapia genérica, mientras que para los otros dos tipos hay terapias dirigidas.

Según Nebreda, este descubrimiento podría abrir la puerta amejorar el tratamiento para el tumor de mama triple negativo.

Los investigadores usaron fármacos inhibidores de p38 para bloquear la acción de la proteína en células tumorales.

Estos inhibidores ya han sido utilizados en ensayos clínicos con pacientes, pero para otras enfermedades.

Como preveían, las células tumorales tratadas con la terapia combinada acumulaban mayor inestabilidad cromosómica, es decir, más daño en su ADN así como variaciones en el número de cromosomas, por lo que muchas morían y se reducía considerablemente la masa tumoral.

Los investigadores usaron nueve tumores humanos que se habían hecho crecer en ratones, y en siete de ellos, incluyendo tanto ER como triple negativo, el inhibidor de p38 potenció, aceleró o prolongó el efecto antitumoral de los taxanos.

“Los taxanos impiden la división celular dañando los cromosomas y generando inestabilidad cromosómica. Como intuíamos, dado que p38 actúa como un freno a esa acción, si la inhabilitamos, las células se quedan sin la protección y los taxanos actúan más eficazmente”, ha detallado Begoña Cánovas, estudiante de doctorado de “la Caixa” y primera autora del artículo junto a Ana Igea, investigadora postdoctoral y hoy Alumni del IRB Barcelona en la Universidad de Vigo (Pontevedra).

El jefe de grupo, Angel R. Nebreda, y la estudiante de doctorado, Begoña Cánovas, en el Laboratorio de Señalización Celular (M. Minocri, IRB Barcelona)

Los investigadores creen haber hallado además una posible explicación de por qué dos de los tumores analizados no respondían a la terapia, lo que podría permitir distinguir a las pacientes que podrían beneficiarse de las que no.

Vieron que la eficiencia del tratamiento dependía del grado de inestabilidad cromosómica de las células tumorales: a más inestabilidad, mejor funciona la terapia.

“Desde el punto de vista de la aplicación, es uno de los resultados más interesantes de este estudio ya que hay maneras sencillas de medir el grado de inestabilidad cromosómica de los tumores, pero necesitamos confirmarlo con un mayor numero de tumores de pacientes”, ha reconocido Nebreda.

“Esperemos que se hagan estos estudios, en colaboración con nosotros o en otros laboratorios, y que de validarse, la industria farmacéutica se interese por llevar a cabo los ensayos para comprobar la eficiencia del tratamiento combinado en pacientes reales”, ha concluido Nebreda.

 

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La obesidad y el sobrepeso provocan 12 tipos de cáncer

La obesidad y el sobrepeso causan al menos 12 tipos distintos de cáncer,cinco más de los que hasta ahora se relacionaban de forma directa con un índice de masa corporal elevado, según un nuevo informe del Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (WRCF, por sus siglas en inglés). Este organismo alerta, además, de que a medida que se extienda el estilo de vida occidental por el globo, la prevalencia del cáncer aumentará y se espera que para 2035 haya 24 millones de nuevos casos al año, un 58% más que en la actualidad.

El estudio, titulado ‘Dieta, nutrición, actividad física y cáncer: una perspectiva global’, es el resultado de décadas de revisión y análisis de pruebas por parte de expertos independientes de todo el planeta y proporciona pruebas de que cambiar de hábitos de vida es el plan de choque más fiable para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

Según este informe, el estilo de vida occidental, caracterizado por el sedentarismo y un consumo cada vez más elevado de alimentos ultraprocesados, está haciendo aumentar los niveles de obesidad y sobrepeso en todo el planeta, lo que, a su vez, está repercutiendo en un incremento sin precedentes de las tasas de cáncer.

Recomendaciones para prevenir el cáncer

Mantener un peso saludable y evitar ganar peso en la vida adulta Ser activo como parte del día a día, camina más, pasa menos tiempo sentado. Haz de los granos enteros, las frutas, verduras y legumbres, como las lentejas, la parte más importante de tu dieta diaria. Limita el consumo de comida rápida y alimentos procesados ricos en grasas, azúcares, y féculas. No comas más que cantidades moderadas de carne roja, como ternera, cerdo y cordero. Come muy poco, o nada, de carne procesada. Bebe agua y bebidas sin azucarar. Para prevenir el cáncer, lo mejor es no beber alcohol. Dar el pecho es beneficiosos para la madre y el bebé.

 

En concreto, el informe señala que estas dos enfermedades metabólicas -obesidad y cáncer- se pueden contar como principal factor de riesgo de los tumores de hígado, ovario, próstata, estómago, boca y garganta, colorrectal, de mama (post menopausia), vesícula, riñón, esófago, páncreas y útero.

Y pone sobre la mesa que para prevenir la aparición de esta enfermedad resulta más importante la calidad de la dieta global y mantener un envejecimiento activo que por ejemplo el consumo de un determinado nutriente o compuesto orgánico, como la acrilamida.

“Es poco probable que alimentos o nutrientes concretos sean factores únicos clave que causen o protejan contra el cáncer. En su lugar, la combinación de diferentes patrones de dieta y actividad física a lo largo de la vida son los que influyen en hacerte más o menos susceptible de desarrollar cáncer”, ha asegurado Giota Mitrou, del WCRF, durante el 25 Congreso Europeo de obesidad.

Para prevenir la aparición de esta enfermedad resulta más importante la calidad de la dieta global y mantener un envejecimiento activo.

El estudio también relaciona el consumo regular de bebidas azucaradas con un incremento del riesgo de cáncer, puesto que estos líquidos contribuyen a ganar peso. Destaca que llevar una vida físicamente activa tiene un efecto protector directo sobre el cáncer de colon, de mama (post-menopausia) y útero, además de ayudar a mantener el peso adecuado, lo que reduce el riesgo general. Recuerda que el consumo de alcohol está fuertemente vinculado a un riesgo aumentado de desarrollar seis tipos de tumores, colorrectal, mama, hígado, boca y cuello, esófago y estómago. Y recomienda una dieta rica en granos enteros, verduras, frutas y legumbres, con un consumo bajo de carne roja.

Una de cada seis muertes en el planeta cada año se deben al cáncer. En Europa se producen más de 3,7 millones de nuevos casos al año y 1,9 millones de muertes, y es la segunda causa de muerte. Paradójicamente, a pesar de que el continente europeo solo suponer una octava parte de la población mundial, concentra un cuarto de todos los casos globales de cáncer.

 

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GEICAM apuesta por la investigación académica en cáncer de mama

El Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama ha puesto de manifiesto la importancia de dar un impulso a la investigación académica realizada por los grupos cooperativos, de la misma forma que avanzar en la incorporación de la investigación clínica a la carrera profesional, en el marco del Día Mundial del Ensayo Clínico.

El presidente de GEICAM, Miguel Martín, ha señalado la senda que tomar en este campo, “es necesario seguir investigando para mejorar los tratamientos adyuvantes del cáncer de mama de cara a administrar terapias más personalizadas a las pacientes, que permitan seleccionar la terapia más ajustada a la biología del tumor y al riesgo de recaída”.

Por ahí, el objetivo de cronificación de la enfermedad metastásica progresa “más lentamente de lo que gustaría”; ha destacado Martín, al tiempo que ha concretado en relación a la industria farmacéutica que “está realizando estudios clínicos encaminados a dar respuesta a muchas de las preguntas pendientes de contestación en cáncer de mama, pero otras muchas preguntas tan relevantes o más para las personas enfermas y los oncólogos no son de su interés y no van a ser contestadas a menos que cambie la situación actual de falta de financiación para la investigación académica independiente”.

Más adelante, puso en valor la sensibilización por parte de la sociedad, “es necesario que se tome conciencia de ello y que la administración pública reconozca la necesidad de la investigación académica y permita que su financiación directa o indirecta (a través de mecenazgo) sea viable”.

Solicitan una Ley de Mecenazgo Nacional

Por último, Miguel Martín ha agregado que “la continuidad de la investigación oncológica independiente de excelencia depende irremediablemente de un cambio legislativo en la práctica del mecenazgo privado. Resulta imprescindible impulsar una Ley de Mecenazgo Nacional que cuente con los recursos públicos suficientes para poder iniciar proyectos de investigación de importancia crucial para los pacientes que están actualmente parados por falta de financiación”.

 

 

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