El Taller Inflamación y Bienestar de la Fundación Le Cadó es todo un éxito

Spai Fundació acoge el primer taller saludable del año con aforo completo

El pasado 8 de febrero, la Fundación Le Cadó inauguró su ciclo de talleres saludables de 2025. El Taller de Inflamación y Bienestar fue impartido por la nutricionista y farmacéutica Adela Gimeno. Bajo el claim “Hábitos para transformar tu calidad de vida”, el evento despertó gran interés, logrando completar el aforo en Spai Fundació.

Durante la sesión, Adela Gimeno explicó qué es la inflamación, cómo se produce y la diferencia entre inflamación aguda y crónica. Además, detalló su impacto en la salud y su relación con enfermedades como la diabetes, patologías cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. También se abordó el vínculo entre la microbiota intestinal y la inflamación, destacando su importancia en el bienestar general.

Uno de los puntos clave del taller fue identificar las causas más comunes de la inflamación, entre ellas la alimentación, el estrés, la falta de descanso y el sedentarismo. Para combatirla, Gimeno ofreció estrategias basadas en una dieta equilibrada, el ejercicio regular, la mejora del descanso y la reducción del uso de pantallas.

El éxito del Taller de Inflamación y Bienestar ha llevado a Adela Gimeno a comprometerse a ofrecer una serie de cápsulas informativas a lo largo del año, con el objetivo de seguir concienciando sobre la importancia de mantener hábitos saludables.

Taller Saludable de Adela Gimeno y Fundación Le Cadó, el 8de febrero/Fundación Le Cadó

Primer taller del año

Como es habitual en los talleres de la Fundación Le Cadó, la jornada finalizó con un desayuno saludable, fomentando un espacio de conversación y apoyo entre los asistentes. El impacto de estas iniciativas no solo mejora la calidad de vida de quienes participan, sino que también ayuda a recaudar fondos para la investigación del cáncer de mama a través del proyecto Flor de Vida. Si no pudiste asistir, te invitamos a seguirnos en redes sociales para conocer las próximas actividades.

El ejercicio físico podría ralentizar la progresión del cáncer y reducir el riesgo de mortalidad

Un nuevo estudio ha encontrado pruebas de que el ejercicio podría constituir una buena intervención preventiva ante ciertos cánceres, especialmente de mama y de próstata.

El cáncer es ya la principal causa de muerte en España, después de desbancar a las patologías cardiovasculares. Se trata de un grupo de enfermedades complejas, en las que interviene un gran número de factores que incluyen cuestiones como la dieta o el ejercicio físico que realizamos.

Por ejemplo, un nuevo estudio publicado en la revista especializada British Journal of Sports Medicine ha querido indagar en el modo en el que los niveles de actividad física antes de un diagnóstico de cáncer afectan a la progresión del mismo y a su mortalidad.

Reducciones en la progresión y el riesgo de muerte

Para ello, incluyeron datos de más de 28.000 personas participantes en el plan médico Discovery Health Medical Scheme  y en el programa de promoción de la salud Vitality, que entre otras cosas permitía registrar la actividad física de estos voluntarios mediante tiempos preestablecidos de gimnasio y dispositivos wearables. 

Mas específicamente, se consideró para el estudio a personas con cáncer de estadio 1 y que había participado en el problema al menos durante un año antes del diagnóstico, de manera que hubiera medidas fiables de su nivel de actividad física antes de que se les detectase el tumor. Igualmente, llevaron a cabo un subanálisis que descartaba ciertos tipos de cáncer que tienen más probabilidades de afectar a los niveles de actividad física de las personas ya desde antes de ser detectados. Al final, los dos tipos de tumor más frecuentes fueron los de próstata y mama.

En base a los datos de que disponían, y teniendo en cuenta factores como el sexo biológico o la edad de los voluntarios, encontraron que en comparación con los que no hacían ningún ejercicio de intensidad moderada, los más activos tenían un riesgo un 27% menor de experimentar progresión de su cáncer y un 47% menos de probabilidades de morir durante el tiempo que duró el seguimiento (de media, más de 9 años).

Los beneficios del deporte y diferentes tipos de cáncer

Los beneficios se notaban también en aquellos que, aún ejercitándose menos, seguían registrando algo de actividad física. En concreto, estas personas podrían tener un 16% menos de riesgo de sufrir una progresión de su cáncer y un 33% menos de probabilidades de morir, en comparación con los que no tenían ninguna actividad física de intensidad al menos moderada.

Cuando los investigadores realizaron un análisis de los tipos específicos de cáncer encontraron beneficios similares; los tipos tumorales que más se beneficiaban de la actividad física fueron en concreto los de próstata y los de piel.

Este estudio, por su naturaleza, no establece una relación causal entre el nivel de actividad física y la progresión del cáncer, por lo que existe riesgo de que las conclusiones adolezcan de ciertos riesgos (por ejemplo, que el estado del cáncer de los participantes antes del diagnóstico afectase a sus niveles de actividad física y no al revés). Sin embargo, y especialmente cuando se ponen en el contexto de otras evidencias disponibles, estos resultados apuntan a los beneficios del deporte como intervención preventiva en el abordaje del cáncer.

FUENTE: 20MINUTOS

Elena García Roca lidera el Taller “El Poder del Deporte para una Vida Saludable” en la Fundación Le Cado

La responsable de los programas de ejercicio físico de CAFO UJI señala al deporte como un factor clave en la recuperación del cáncer de mama

El pasado sábado 30 de noviembre, la Fundación Le Cadó continuó con la iniciativa de sus talleres saludables impartiendo el Taller Movimiento y Vida en Spai Fundació. La ponencia estaba a cargo de la responsable de los programas de ejercicio físico de CAFO UJI Elena García Roca. La sesión “El Poder del Deporte para una Vida Saludable” señala al deporte como un factor clave en la recuperación del cáncer de mama y un elemento clave para mejorar la salud.

CAFO-UJI de la mano de Fundación Le Cadó

El evento comenzó con una breve explicación de la Presidenta de la Fundación Le Cadó Elvira Monferrer sobre los proyectos financiados por la fundación. Primero informó sobre la actividad de remo “Remamos por la vida” para pacientes de cáncer de mama financiado por la Fundación Le Cado.

Esta actividad es realizada todos los sábados desde el 26 de octubre por un equipo de doce remeras. En concreto está formado por diez pacientes que reman, una que dirige el timonel y una de reserva. A partir de esta actividad, la fundación decidió reunir a un equipo de expertos multidisciplinar para realizar mediciones cada dos meses y, así, obtener una serie de conclusiones tras su finalización en junio de 2025.

El equipo de remeras en el Puerto de Burriana, el 16 de noviembre /Fundación Le Cadó

En segundo lugar, el vocal Jordi Font de Mora informó sobre el proyecto innovador centrado en el bienestar integral de las pacientes con cáncer de mama de la mano de CAFO-UJI y la Fundación Le Cadó. Este consiste en implementar rutinas deportivas y ejercicios de resistencia adaptados a un grupo selecto de pacientes. Se puede señalar que las pacientes reportan mejoras en su estado físico y emocional desde las primeras semanas.

Según cuenta Font de Mora, este proyecto consiguió crecer y dio pie a la creación de la Cátedra “Fundación José Soriano Ramos”, consolidando el programa dentro del ámbito universitario y facilitando el desarrollo de estudios a través de un equipo de expertos multidisciplinar.

Por último, el vocal expuso la importancia de hacerse socio de la fundación para poder seguir sufragando este tipo de actividades junto con los proyectos de investigación y los talleres de la fundación.

Taller Movimiento y Vida

Seguidamente, comenzó el Taller Saludable “El Poder del Deporte para una Vida Saludable” a cargo de Elena García. En este explica que la realización de ejercicio físico y actividad física son seguros y beneficiosos tras el diagnóstico del cáncer en cualquier etapa de la enfermedad y del tratamiento.

La responsable de los programas de ejercicio físico de CAFO UJI Elena García Roca impartiendo el Taller Movimiento y Vida “El Poder del Deporte para una Vida Saludable”, en Spai Fundació el 30 de noviembre /Fundación Le Cadó

“El ejercicio físico, es tu gran aliado antes, durante y después del cáncer”, afirma García. Aun así, a pesar de las múltiples evidencias científicas, son muy pocas las pacientes que se mantienen físicamente activas. Asimismo, son muy pocos los centros que cuentan con unidades multidisciplinares de Ejercicio Oncológico. Sin embargo, en Castellón somos de los pocos afortunados que tienen instaurado en la red pública esta unidad.

Es un hecho que “los pacientes con cáncer llegan a tener un 30% menos de capacidad cardiovascular que sujetos sedentarios sin enfermar”, explica García. Por lo que es muy importante que las pacientes lo practiquen con regularidad, ya que es factible, seguro y eficaz. Además, ayuda a mejorar la calidad de vida, aumentar la supervivencia y a reducir los efectos secundarios de la enfermedad, previniendo complicaciones mayores.

Último Taller Saludable del año

Una vez más, la Fundación Le Cadó apuesta por la celebración de los tradicionales ciclos de talleres saludables con el objetivo de dar a conocer la labor solidaria de la Fundación entre un amplio público. El éxito de los diferentes talleres saludables ayuda a la fundación a difundir su labor solidaria. Además, también ayuda a recaudar fondos para la financiación de diversas investigaciones del cáncer de mama mediante su proyecto Flor de Vida. Si no pudiste asistir a este taller, te invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales para que te mantengas informada sobre nuestras próximas actividades.

 

ejercicio físico cáncer de mama

Programa ReCO en cáncer de mama: ejercicio físico y socialización, más allá del tratamiento curativo

El programa multidisciplinar de rehabilitación cardio-oncológica del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, pionero en España, incorpora el ejercicio físico a la práctica clínica diaria del cuidado de pacientes con cáncer de mama. Los resultados ya se han contrastado.

A María Jesús la vida se le puso al revés cuando le diagnosticaron cáncer de mama. “Yo vivía en una película; me sacaron y me pusieron en otra. Dejé de ser yo”, afirma.

Lo “traumático” del diagnóstico, la baja laboral, la pérdida de ingresos, el aumento de gastos, el regreso a casa de sus padres… A sus 47 años, todo a su alrededor se desmoronó. “A mí se me paró todo”.

Lo cuenta sobre una bicicleta estática reclinada en una sala de rehabilitación del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela (CHUS). A su lado, Marta, Adriana, Sabina, Inés y Miriam hacen ejercicio sobre cintas de correr, bicicletas y otro tipo de máquinas de cardio. Todas con el mismo diagnóstico, en pleno tratamiento de quimioterapia y con una complicidad que ayuda a que ese “se me paró todo” de María Jesús se pronuncie en pasado.

Todo ha vuelto a ponerse en movimiento desde que entró en el programa ‘ReCO’ de rehabilitación cardio-oncológica del CHUS, el primero con estas características que se pone en marcha en un hospital público en España.

Dos tardes a la semana, acuden a esta sala de rehabilitación y Juan Manuel Henríquez Jurado, Juanma, fisioterapeuta del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela, dirige durante una hora un programa de ejercicio físico supervisado e individualizado, cuyos resultados se dejan ver ya desde la primera sesión. Entrenan movilidad, equilibrio, fuerza y capacidad cardiorrespiratoria; mejoran la condición fisica y la supervivencia; atenúan los efectos secundarios del tratamiento y, en general, hace que se sientan mejor a nivel global.

María Jesús lleva un mes. Ha vuelto a hacer ejercicio después de la extracción quirúrgica de los ganglios linfáticos axilares. Ha logrado recuperar la movilidad del brazo, se está empezando a poner en forma y la reconstituye. “Cuesta venir un poco, pero, una vez que lo haces, te sientes de maravilla; sales como nueva”. Y no solo a nivel físico. “Socializas y ves que la gente tiene una vida normal y que no se para todo”. Gracias al grupo, se ha dado cuenta de que la vida se le había detenido por las “limitaciones mentales” que se había autoimpuesto. Le está “ayudando a intentar hacer vida lo más normal posible”.

Durante una hora cada lunes y miércoles, se olvidan del exterior, bromean, se ríen, se consuelan y reciben un chute de energía que les sirve de terapia física y emocional. Y confirman por qué la atención integral y multidisciplinar en el tratamiento del cáncer es una reivindicación recurrente de la Asociación Española contra el Cáncer.

Bibiana Villamayor Blanco, médico adjunto del Servicio de Rehabilitación del CHUS desde 2008 y miembro de la Unidad de Rehabilitación Cardíaca de este hospital desde su inicio en 2015, destaca que el programa multidisciplinar es fruto de la colaboración de tres servicios: oncología, cardiología y rehabilitación. Todos son imprescindibles para que el engranaje funcione y asegura que es posible gracias a que “se junta mucha gente con muchas ganas”. La implicación de todo el equipo es absoluta.

En 2018 fue cuando comenzó todo. Lo hizo como un proyecto de investigación clínica y, analizados los resultados, se decidió poner en marcha un programa piloto en septiembre de 2021. En noviembre, recibió un premio de la Axencia Galega de Coñecemento en Saúde (ACIS) y en menos de año y medio ha atendido a 150 pacientes con cáncer de mama.La más joven tenía 28 años; la mayor, 71; y la doctora Villamayor asegura que “en todas ellas se objetiva una mejoría en su calidad física y en su calidad de vida”.

ITINERARIO

Participan en el programa todas las pacientes del área sanitaria de Santiago a las que su oncólogo recomienda ciertos tratamientos quimioterápicos que producen cardiotoxicidad. Automáticamente, el servicio de oncología deriva a la pacientes a cardiología y, de ahí, a rehabilitación. Y en cuanto empieza con el tratamiento, se pone ya en manos de Juanma, que incorpora la evidencia científica de los beneficios del ejercicio físico a la práctica clínica diaria del cuidado del paciente con cáncer.

Confirma todas sus ventajas. “Aumentamos la calidad de vida por una mejora de la capacidad funcional; que sean capaces de enfrentarse a la vida diaria de una mejor manera. Reducimos la fatiga asociada al tratamiento cardio-oncológico. Luchamos contra el avance tumoral. Y quizás lo más importante se produce a nivel psicológico, le damos un soporte social”.

Es un reto asistencial de primera magnitud que realizan en grupos de seis a ocho personas, tres grupos distintos cada tarde, y que ya ha demostrado que minimiza los efectos secundarios de la quimioterapia, mejora la capacidad funcional de los pacientes y evita el deterioro de la función cardíaca.

“Están con un grupo de personas en su misma situación y eso aporta mucho más de lo que esperábamos en el estado de ánimo”, explica la doctora Villamayor. No solo “consigue que la quimio tenga menos complicaciones”, sino que supone un tratamiento integral y, para esta especialista rehabilitadora, “es clave que no tenga que ser solo un tratamiento curativo”, sino abarcar disciplinas como el apoyo psicológico y nutricional.

A Marta ya solo le quedan dos sesiones y estos tres meses han sido “una renovación”. Cuando llegó, llevaba tiempo sin hacer deporte y acababa de empezar la quimioterapia, así que las sesiones la dejaban “agotada”, pero siempre con ganas de volver. “Lo que aporta es el grupo social. Estar aquí compartiendo todas”, cuenta esta mujer de 47 años. “Ves que lo que te pasa a ti no es una cosa nueva; que estamos todas más o menos igual. Bromeamos, nos reímos…”.

Y se entienden las unas a las otras, “porque tu familia no sabe muy bien lo que te pasa o cómo te encuentras, pero vienes aquí y estamos del mismo palo”. Se siente muy apoyada y le ha servido para enterarse de que “es normal que te duela el estómago, que te salgan marcas en los dedos o granos en la cara” y muchos otros detalles que “solo sabe otra persona que pasó por eso”. Y cuando llegan de bajón, se entienden las unas a las otras.

Un mes lleva Miriam y ya ha podido confirmar esta ayuda mutua. “Más o menos todas estamos en la misma situación y esto es lo que más te anima a venir”. Añade que también es “un incentivo” para “ese día que te encuentras medio mal” y el compromiso de participar en el programa “te ayuda a levantarte” y a “ver que no estás sola en esto”.

Así, “aunque en tu casa, tu gente te apoye, es una forma de encontrarte con tus mismos síntomas, tus mismas inquietudes, dudas…” A diferencia de María Jesús, a ella la vida no se le paró con el diagnóstico. Le dio un susto, pero “me ha cambiado para mejor, me ha hecho parar”, dice. Con un niño de dos años, al que apenas veía, y una vida “muy estresante en la que no tenía un minuto casi para ir al aseo”, ahora se ha detenido y se ha dicho a sí misma: “Lo primero soy yo”.

Ahora se nota “más fuerte, con más ganas de vivir, de hacer más cosas”, aunque hay días que la el tratamiento para la enfermedad no se lo permite. Y reconoce que “para mí fue un cambio positivo; parece mentira lo que te estoy diciendo, pero es cierto”.

El programa incorpora actividades complementarias. Sesiones de “píldoras educativas” en las que especialistas en psicología clínica, nutrición, fisioterapia, cardiología, oncología o rehabilitación les dan formación con una vocación práctica. Un grupo de psicoterapia con un especialista en psicología clínica. Y, una vez que termina la rehabilitación, un grupo de marcha nórdica.

Pilar es una paciente de 63 años que se encuentra en esta fase de marcha nórdica. Tras terminar en octubre el programa de rehabilitación, comenzó con estas sesiones. Lo mejor para ella: “Que comentamos los problemas unas con otras; eso parece que no, pero siempre es un apoyo”.

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