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Investigadores descubren cómo algunas regiones proteicas contribuyen al cáncer de mama

Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Case de la Reserva Occidental (EEUU) ha descubierto cómo determinadas regiones proteicas contribuyen al cáncer de mama, según han publicado recientemente en la revista ‘Nature’.

La investigación se centra en lo que se conoce como receptor de estrógenos, una proteína vinculada en investigaciones anteriores al desarrollo de aproximadamente el 70 por ciento de todos los tumores de mama. Al igual que una máquina necesita controles específicos para funcionar, proteínas como el receptor de estrógenos controlan el crecimiento y el comportamiento de las células.

“Hemos hallado interruptores moleculares desconocidos hasta ahora en el receptor de estrógenos que, aunque flexibles, funcionan con notable precisión para coordinar los procesos celulares”, ha explicado Sichun Yang, profesor asociado de Nutrición de la Facultad de Medicina y miembro del Centro Oncológico Integral Case.

“Cambiar una parte de la proteína puede desencadenar una reacción en cadena que afecte al modo en que crecen las células del cáncer de mama”, ha añadido.

Aunque se necesita más investigación para utilizar posiblemente sus hallazgos para desarrollar nuevos tratamientos, el descubrimiento ofrece a los científicos nuevas herramientas e ideas mucho más allá del cáncer de mama, ya que regiones de proteínas similares están implicadas en muchas otras enfermedades.

MÁS DE 2,3 MILLONES DE NUEVOS CASOS
El cáncer de mama es el más diagnosticado en todo el mundo, con más de 2,3 millones de nuevos casos y 670.000 muertes en 2022, según la Organización Mundial de la Salud. A pesar de la eficacia inicial de los fármacos dirigidos al receptor de estrógenos, muchas pacientes acaban desarrollando resistencia, lo que hace que las terapias sean ineficaces. Este nuevo descubrimiento podría dar lugar a tratamientos más eficaces y ayudar a explicar por qué puede ocurrir eso.

“En lugar de limitarse a desactivar el receptor de estrógenos. Los futuros fármacos podrían diseñarse para actuar sobre estos interruptores recién descubiertos, lo que ofrecería nuevas formas de controlar el funcionamiento de la proteína”, ha indicado Yang.

El equipo de investigación utilizó herramientas de dispersión de rayos X de ángulo pequeño y espectroscopia de resonancia magnética nuclear de la Fuente Avanzada de Fotones del Laboratorio Nacional Argonne y de la Fuente Nacional de Luz Sincrotrón II para estudiar los interruptores de las proteínas con extraordinario detalle.

En la colaboración participaron investigadores de la Universidad Estatal de Arizona y de la Universidad Estatal de Ohio. Los Institutos Nacionales de la Salud, la Sociedad Americana contra el Cáncer y la Fundación Mary Kay Ash aportaron financiación adicional.

“El trabajo de Yang pone de relieve la importancia de utilizar tecnología punta y el trabajo en equipo para responder a grandes preguntas científicas. Estas instalaciones nacionales nos permiten hacer avances que pueden impulsar nuevos tratamientos contra el cáncer”, ha finalizado afirmó Mark Chance, director del Centro de Proteómica y Bioinformática de la Facultad de Medicina.

FUENTE: Diario Siglo XXI

Avanzan las opciones para el tratamiento del cáncer de mama sensible a las hormonas

Avanzan las opciones para el tratamiento del cáncer de mama sensible a las hormonas

El 45º Simposio de cáncer de mama que se está celebrando estos días en San Antonio (EEUU) trae novedades interesantes sobre el avance de la investigación.

Uno de los trabajos, liderado desde el Instituto de Oncología del Vall d’Hebron de Barcelona (VHIO), muestra buenos resultados en un ensayo en fase II con camizestrant (desarrollado por AstraZeneca) en pacientes posmenopáusica con cáncer de mama con receptor de estrógeno (ER) positivo y HER2 negativo cuyos tumores estén en un estado avanzando con recurrencia o progresión de la enfermedad.

Según sus datos, presentados en el simposio y aún no publicados en una revista científica, el fármaco mejora en estas pacientes la supervivencia libre de progresión de la enfermedad en comparación con la terapia estándar con fulvestrant, un antagonista de los receptores de estrógeno.

“Actualmente, estas pacientes se tratan con tratamientos hormonales que inhiben el receptor de estrógenos, que es como el motor de este tipo de cáncer de mama”, explica Mafalda Oliveira, investigadora del grupo de cáncer de mama del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), oncóloga médica del Hospital Universitari Vall d’Hebron y líder de la investigación.

“En muchos casos, la enfermedad se vuelve resistente a estos tratamientos, por lo que está en marcha una gran actividad de investigación para encontrar nuevos fármacos endocrinos contra el receptor de estrógenos que sean más efectivos y más cómodos de administrar, que tengan menos efectos secundarios y proporcionen una mejor calidad de vida a las pacientes”.

El ensayo SERENA-2, continúa, “es el primero que demuestra que distintas dosis de un fármaco oral de nueva generación contra el cáncer de mama, camizestrant, es superior al estándar en este momento de tratamiento (fulvestrant) en pacientes con cáncer de mama receptor hormonal positivo, HER2 negativo que han desarrollado ya metástasis”, subraya.

La dosis de 75 mg reduce en un 42% el riesgo de progresión o de muerte en estas pacientes (un 33% en el caso de la dosis de 150 mg) y la mediana de supervivencia libre de progresión fue de 7.2 meses, en comparación con los 3,7 del grupo con la terapia estándar, muestran los datos presentados en EEUU, que ha destacado el trabajo como uno de los más relevantes del encuentro.

Entre las mujeres que presentaban una mutación ESR1, la que generalmente confiere la citada resistencia a los tratamientos endocrinos, camizestrant mostró una reducción del 67% en el riesgo de progresión de la enfermedad o muerte con una dosis de 75 mg y una reducción del 45 % con 150 mg en comparación con los que recibieron fulvestrant.

Camizestrant también demostró un mejor control de la enfermedad en pacientes con metástasis pulmonares o hepáticas. “Los resultados de este estudio respaldan la continuación del desarrollo de camizestrant en el cáncer de mama con receptores hormonales positivos”, señala Oliveira, quien aclara que actualmente se están llevando a cabo dos ensayos clínicos de fase III con camizestrant. Uno de ellos evalúa su eficacia frente a un inhibidor de la aromatasa como terapia de primera línea y el otro estudia el uso del tratamiento de manera anticipada, cuando se detectan mutaciones en ESR1.

EMBARAZO Y CÁNCER DE MAMA

Otro estudio español presentado en el simposio, coordinado por el Grupo de Investigación en Cáncer de Mama de España (GEICAM) y el grupo de investigación SOLTI, arroja también buenas noticias para las mujeres con cáncer de mama receptor hormonal positivo que quieren quedarse embarazadas.

Según sus datos, las pacientes con este tipo de tumores que interrumpen temporalmente la terapia para intentar quedarse embarazadas presentan tasas de recaída de cáncer de mama a corto plazo similares a las de las mujeres que no ponen en pausa su tratamiento.

La mayoría de las pacientes incluidas en el estudio que se presenta ahora en EEUU llegaron a concebir y dar a luz a bebés sanos.

“El estudio POSITIVE se diseñó para dar respuesta a la preocupación de las mujeres que se diagnostican de cáncer de mama en edad temprana, sin haber completado su deseo de ser madres y que reciben la recomendación de realizar un tratamiento hormonal de al menos 5 años. Los primeros resultados de este estudio pionero demuestran que el embarazo sería seguro para aquellas mujeres cuyo tumor expresa receptores hormonales positivos -que es el que más puede preocupar por el aumento de estrógenos durante el embarazo- ya que tras un seguimiento medio de 41 meses, la tasa de recaídas en estas pacientes que pausaron el tratamiento para quedarse embarazadas dentro del estudio fue del 8,9%, frente a un 9,2% en pacientes de condición equivalente en cuanto a edad y tratamiento que no lo hicieron. El seguimiento a largo plazo será fundamental para corroborar estos datos”, ha señalado, en un comunicado, Cristina Saura, coordinadora del estudio POSITIVE en España, miembro de la junta directiva de SOLTI y jefa de la unidad de cáncer de mama del Hospital Vall d’Hebron y VHIO.

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El CSIC descubre una nueva diana terapéutica para el cáncer de mama

El CSIC descubre una nueva diana terapéutica para el cáncer de mama

T-DM1 es un anticuerpo modificado que se usa para tratar tumores HER2 positivos

Un estudio dirigido por un investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado la eficacia ‘in vitro’ e ‘in vivo’ de un tratamiento destinado a un tipo de cáncer de mama, conocido como HER2 positivo, resistente al fármaco T-DM1.

El trabajo, publicado en la revista ‘Cancer Letters’, ha identificado una nueva diana sobre la cual se puede actuar mediante un anticuerpo dirigido frente a dicha diana. T-DM1 es un anticuerpo modificado que se usa para tratar tumores HER2 positivos.

A pesar de su eficacia, en estadios avanzados de la enfermedad, ese fármaco puede dejar de funcionar. “Hemos empezado a estudiar otras posibilidades de tratar tumores de mama del tipo HER2 positivo cuando las células tumorales se resisten a T-DM1″, ha explicado el investigador del CSIC en el Centro de Investigación del Cáncer, Atanasio Pandiella.

Importancia de alternativas de tratamiento

Como el fármaco T-DM1 no puede ser efectivo cuando hay pérdida de HER2 en determinadas células tumorales, si no se actúa sobre ellas, el cáncer de mama sigue progresando. Por tanto, se requiere hallar otras alternativas de tratamiento para estos casos de resistencia.

El equipo de Pandiella ha seleccionado una proteína de la superficie celular llamada EGFR, la cual se encuentra presente en la membrana de las células resistentes. “Como el EGFR está en estas células, hemos desarrollado en nuestro laboratorio un anticuerpo modificado del tipo ADC (anticuerpo conjugado a fármaco) contra EGFR y analizado su efecto. Y efectivamente hemos constatado que el ADC frente a EGFR presentaba acción antitumoral”, ha expuesto el investigador.

El anticuerpo desnudo empleado para desarrollar este nuevo fármaco es comercial, sin embargo, el laboratorio ha elaborado el ADC añadiendo un fármaco citotóxico a dicho anticuerpo. “Nosotros en el laboratorio estudiamos por qué determinadas células pueden desarrollar resistencias a un tratamiento y buscamos nuevas estrategias para abordar dicha resistencia. A partir de aquí deben ser clínicos o industria farmacéutica los que prosigan con ensayos clínicos”, ha apuntado Pandiella.

Sofisticación de los anticuerpos antitumorales

Los ADC representan una sofisticación de los anticuerpos antitumorales. Para que un ADC funcione, es necesario que la célula tumoral contenga la proteína reconocida por el fármaco. Los anticuerpos conjugados a fármacos mantienen la actividad antitumoral del anticuerpo, pero además se les incluye un fármaco muy tóxico para la célula tumoral.

De esta manera, se libera el fármaco solo en las células tumorales y no afecta a las células sanas, así se reduce la toxicidad del tratamiento y aumenta su eficacia. En la actualidad existen tratamientos de cáncer de mama HER2 positivo basados en ADC, que atacan con más fuerza a la célula tumoral con HER2.

De hecho, el T-DM1, en 2013, fue aprobado por las agencias estadounidenses (FDA, el 22 de febrero) y europea (EMA, el 15 de noviembre) el fármaco T-DM1 como agente único, para el tratamiento de pacientes adultos con cáncer de mama HER2 positivo avanzado que han recibido previamente Trastuzumab y un Taxano, por separado o combinados.

Este fármaco se prescribe cuando la persona ha desarrollado una resistencia a los tratamientos convencionales de cáncer de mama. Si un fármaco deja de ser efectivo como primera alternativa para el tratamiento de cáncer, se pasa a los fármacos de segunda línea.

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Un procedimiento español vaticina la eficacia de la quimioterapia más usados contra el cáncer de mama

Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han identificado una vía para saber si el fármaco paclitaxel será o no recomendable para el paciente oncológico; aunque todavía trabajo no es aplicable inmediatamente, ya se necesitan más estudios epidemiológicos y clínicos

La oncología de precisión consiste en saber con antelación qué fármaco va a funcionar en un paciente de cáncer concreto, para poder darle a cada enfermo el más eficaz en su caso. Por el momento estas terapias dirigidas solo están disponibles para el 5% de los cánceres.

Un estudio realizado por los investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) Miguel A. Quintela-Fandino y Silvana Mouron, junto a unidades oncológicas de varios hospitales españoles, ha descubierto una vía para identificar si uno de los fármacos más utilizados en la quimioterapia convencional de diversos tipos de cáncer, el paclitaxel, va ser eficaz en cada paciente. El trabajo ha sido publicado por la revista científica Nature Communications.

La llamada terapia dirigida se ha basado, sobre todo, en el análisis de las mutaciones genéticas de cada cáncer. Pero los esfuerzos de investigación en todo el mundo han desvelado un paisaje genómico único para cada paciente. La investigación de Quintela y Mouron se centra en el cáncer de mama HER2 negativo, que representa el 85% de los diagnósticos de cáncer de mama y se debe, en la mayoría de los casos, a varias mutaciones oncogénicas.

Cuantos más genes haya implicados en la enfermedad, más difícil es saber cómo va a reaccionar un tumor ante una terapia concreta. El trabajo de los investigadores del CNIO es innovador porque no se hace un análisis genómico (de los genes) sino proteómico (de las proteínas). Esto se debe a que en investigaciones previas este mismo equipo había demostrado que, incluso cuando hay una gran cantidad de mutaciones oncogénicas, solo aparece un pequeño número de alteraciones en las proteínas.

La clave en dos proteínas: CDK4 y filamina

Es decir, en la mayoría de los cánceres no se encuentran marcadores genéticos comunes en enfermos que no responden a un determinado fármaco, pero sí marcadores comunes proteómicos (relacionados con las proteínas). Las proteínas son las moléculas que realizan la mayor parte de las funciones de las células; los genes (en la molécula de ADN) contienen la información para producir todas las proteínas que necesita el organismo.

La investigación ahora publicada por el grupo del CNIO ha analizado muestras de cáncer de mama HER2 negativo de 130 enfermas tratadas con paclitaxel, uno de los fármacos más utilizados contra cáncer de mama, ovario, pulmón, vejiga, próstata, melanoma, esófago y otros.

El trabajo buscó similitudes en la expresión de las proteínas en las muestras de las pacientes que sí respondieron al paclitaxel. Se hallaron dos proteínas relacionadas específicamente con la respuesta al paclitaxel: la CDK4 y la filamina.

Primeros factores predictivos

Los investigadores demostraron que esa asociación aparece cuando se usa el paclitaxel, pero no cuando los fármacos utilizados son otros.

“Encontramos que las enfermas con altos niveles de CDK4 y filamina tienen una tasa de respuesta positiva en el 90% de los casos”, resume Quintela-Fandino, investigador principal y jefe de la Unidad Clínica de Cáncer de Mama del CNIO.

“El estudio identifica los primeros factores predictivos específicos para un tratamiento de quimioterapia convencional, para la que hasta ahora no existen marcadores predictivos o solo los hay de manera indirecta o imperfecta. Hallamos que los dos marcadores, la CDK4 y la filmanina A, están asociados a la actividad del paclitaxel de manera muy precisa”, añade este investigador del CNIO.

El trabajo no es aplicable inmediatamente a la clínica. “Para que lo que hemos descubierto se incorpore al arsenal terapéutico oncológico, además de la producción industrial del biomarcador habría que hacer estudios epidemiológicos y clínicos previos que demostraran su utilidad, y que mejora lo que hay ahora disponible”, concluye el científico.

 

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análisis de sangre detecta cáncer de mama

Un análisis de sangre detecta el cáncer de mama dos años antes de que aparezca

Un grupo de investigadores ha encontrado cambios en los niveles de proteínas particulares en la sangre de las personas hasta dos años antes de que se les diagnosticara cáncer de mama.

El estudio, presentado en la 13.ª Conferencia Europea sobre el Cáncer de Mama, podría constituir la base de análisis de sangre para personas con una predisposición genética o antecedentes familiares de cáncer de mama para garantizar así que la enfermedad se diagnostica temprano, cuando las posibilidades de supervivencia son mayores.

Los hallazgos, presentados por Sophie Hagenaars, del Centro Médico de la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, emanan del estudio Trial Early Serum Test Breast Cancer (TESTBREAST).

Estudio en 1.174 mujeres

El estudio, iniciado en 2011 por Rob Tollenaar Wilma Mesker, incluye en la actualidad a 1.174 mujeres que presentan un alto riesgo de cáncer de mama, sea por sus antecedentes familiares o porque portan variantes genéticas que se sabe que aumentan ese riesgo. Las pacientes incluidas reciben tratamiento o seguimiento en nueve hospitales de Países Bajos, donde se les ofrecen pruebas de detección a una edad más temprana y con más regularidad que el resto de la población holandesa que presenta un riesgo de cáncer de mama medio.

El estudio ha estado en marcha durante diez años. Desde entonces, a las mujeres que participan se les han tomado muestras de sangre al menos una vez al año, coincidiendo con sus pruebas de detección. Además, se han tomado muestras de cualquier paciente que desarrolle cáncer de mama en el momento de su diagnóstico.

Los investigadores del estudio han empleado una técnica bien asentada denominada “espectrometría de masas” para analizar los niveles de diferentes proteínas en la sangre de las mujeres. Y han buscado tanto la variación entre diferentes mujeres como los cambios que surgen en mujeres en concreto a lo largo del tiempo.

Hasta ahora, los investigadores han realizado análisis detallados de 30 muestras de sangre tomadas a lo largo del tiempo de tres mujeres a las que finalmente se les diagnóstico cáncer de mama y de tres mujeres que hasta ahora no lo han desarrollado, y ​​han encontrado diferencias claras entre las mujeres a lo largo del tiempo. Esto ha revelado un conjunto de seis proteínas que estaban en niveles más altos o más bajos uno o dos años antes del diagnóstico.

Hagenaars afirma al respecto: “Estas proteínas podrían formar la base de un análisis de sangre para la detección temprana del cáncer de mama en mujeres con mayor riesgo. Es importante tener en cuenta que encontramos más variación en los niveles de proteína en las muestras de sangre entre las diferentes mujeres que en diferentes etapas de una misma mujer que terminó desarrollando cáncer de mama. Esto muestra que las pruebas probablemente deberían basarse tanto en proteínas que difieren entre mujeres con y sin cáncer de mama como en proteínas que se alteran en una persona individual con el tiempo”.

Los investigadores ahora validarán sus hallazgos en un grupo más grande de mujeres con y sin cáncer de mama que participan en el estudio TESTBREAST y en mujeres que participan en otros estudios de investigación de cáncer de mama de alto riesgo. Sophie Hagenaars añade: “Si la investigación adicional valida nuestros hallazgos, esta prueba podría usarse como un complemento a las técnicas de detección existentes. Los análisis de sangre son relativamente simples y no particularmente dolorosos para la mayoría de las personas, por lo que se les podría ofrecer pruebas de detección con la frecuencia que sea necesaria”. Laura Biganzoli, copresidenta de la Conferencia Europea de Cáncer de Mama y directora del Centro de Mama del Hospital Santo Stefano (Prato, Italia), ha señalado: “Las mujeres con un alto riesgo de desarrollar cáncer de mama participan en programas de detección en puntos de tiempo fijos. Si esta investigación finalmente da como resultado un análisis de sangre para personas con un alto riesgo de cáncer de mama, eso podría guiar la detección personalizada y ayudar para diagnosticar el cáncer de mama en la etapa más temprana posible”.

 

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